Time Spent Writing (Twenty three)

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Después de todo me gustaría poder negarme a decir que he sido un afortunado –quizás lo haga-. A pesar de todo -y es un a pesar muy grande-, creo que sí lo he sido; aunque tan sólo fuera por un 1% ya lo sería –según los analistas-, pero es que la vida no entiende de porcentajes, ni de estadísticas, cada persona es única y singular -o eso dicen-.

Soy afortunado pues, por haber vivido en un suspiro lo que otros no han podido durante toda su vida, por haber viajado a tantos lugares distintos - entre ellos al mismísimo paraíso- sin haber tenido que moverme la habitación, (¿Por haber sentido también? Sí, por ahí deben ir los tiros). Todo, absolutamente todo tiene un denominador común y, supongo que llegó el momento de hacer balance y contar la verdad.

Encuentro tantos recuerdos en cada letra (porque había tanto que olvidar) que ahora entiendo porque lancé mi mp3 al mar, y decidí no escuchar nunca más esas canciones– hasta hoy-. Había tanto dicho, habíamos dicho tanto sabiendo que «nunca será», que lo más fácil era callar, masticar –todo lo posible- y engullir, para aligerar cuánto pudiéramos la consiguiente (in)digestión que tendría lugar, días, meses o años después.

Amigos, tengo un tesoro. Tengo un no-me-olvides en forma de ondas sonoras. Tengo un regalo (¿De quién?) de nadie en particular, que me hace re-vivir cosas, y lo hace tan bien que parece que sean vivencias nuevas y excitantes. Lo único malo es que… ¡hay demasiadas! (para mí solo), y como a mí siempre me había gustado compartir… (¿Quieres escuchar una canción, a mi lado…?)


«Sí, sí, te lo digo a ti, ¿Qué importa que no nos conozcamos? ¿Acaso tenemos conocer a alguien para ayudarle o hacer algo bueno? No, ¿verdad? Toma mi auricular» –digo acercándotelo.



…So much time spent driving que me sé el camino de memoria, que puedo recorrerlo con los ojos vendados – ¡sin ojos si me apuras!-, y me pregunto por qué, por qué me invade esa sensación de inocencia, si yo ya no lo soy. Dejé de serlo, hace mucho; dejé de sentir, hace siglos (¿Y por qué soy afortunado? ¿Por qué después de tanto sufrimiento?) ¿Porque puedo sonreír y me sigue saliendo solo; natural, y sincero? (Eso es mentira).

Conciencia: -No deberías mezclar recuerdos.

Yo: -¿Por qué? ¿Acaso el amor es indivisible?

Conciencia: -El amor no existe.

Yo:-Ya lo sé, ¿entonces de qué te quejas?

Conciencia:- (Owned).

«Ladeas la cabeza, brincas dando giros de 180 grados, tu cabello dibuja espirales en el aire, te veo sonreír y sonrío, soy feliz

Conciencia: -Eso sí que no, no puedes ser feliz estando solo.

Yo: -¿Qué más da si me voy? ¿No puedo despedirme con una sonrisa? ¿Tanto me odias? ¿Tan mal dueño he sido?

Conciencia: -¿Quién te dice que gobernases tú? Y no, no fuiste malo, es que no quiero… no quiero que sonrías, ¡no quiero sonreír! ¡QUIERO LLORAR! ¡Llorar a pulmón, a moco tendido! Quiero vaciar mi pena en estado líquido.

Yo: -Ya estoy llorando, ¿eres feliz ahora?

Conciencia: -Sabes que no, perdona. (Sonríe). ¿Así mejor?

Yo: -¿Es sincero?

Conciencia: -Sabes que yo (casi) nunca miento.

«Un paquete volador de maíz tostado impacta en mi trasero, me doy la vuelta y escucho: “Hasta un mono sabría cómo tratarme”, sigo andando; enfadado

Conciencia: -¿Estás enfadado?

Yo: -No, tranquila. Sólo estoy recordando, como te he dicho. Quizás, quizás sí lo esté un poco, pero conmigo mismo. Por querer compartir esas cosas que deberían estar bajo llave, y solamente ser mostradas a esa persona especial. Pero esta vez no hay nadie, y tampoco queda tiempo.

Conciencia: -Siempre podrás contármelas a mí.

Yo: -¿Me seguirás al otro lado?

Conciencia: - Te seguiría adonde tú fueras pero, no lo sé. No sé qué va a pasar, y no quiero prometerte nada que no pudiera cumplir.

Yo: -¿Qué importa? Tampoco me daría cuenta (sonríe).

Conciencia: -Jordi, ¿por qué eliminaste las fronteras de tu corazón? ¿Por qué ya no hay paredes que determinen lo que es de cada una?

Yo: -Supongo que no sirve de mucho encerrarlas, ni organizarlas por fecha, tamaño o última modificación… En realidad todo está vagando libre por nuestro interior, sólo que algunos se dedican a decir cosas sin sentido como: Te quiero más que a nadie, Eres la persona a la que más he querido, Eres lo mejor que me ha pasado. Personas que quieren – y dicen hacer - un copiar y reemplazar, ignorando – o fingiendo- que los archivos antiguos están protegidos contra escritura…

Conciencia: - ¡Pero tú también lo hacías!

Yo: -¿De veras?

Conciencia: -Quizás no, pero tú decías otra cosas. Decías…

Yo: -Yo… decía lo que sentía porque era verdad, y no me dejaba llevar por la dichosa promiscuidad verbal.

«Suena el teléfono y al descolgar el altavoz una voz dice: “Siento ser tan pesada, pero eso es lo que sucede al tener una amiga como yo, que se preocupa por ti”».

Conciencia: -¿En qué piensas?

Yo: -No lo sé, en todo, en nada.

Conciencia: -¿Crees que sirve de algo no decirme la verdad?

Yo: - Debería empezar a preguntarte yo, creo que es justo. ¿La vida, tiene sentido? Si tú fueras yo, ¿estarías haciendo lo mismo ahora?

Conciencia: -Creo que sabes muy bien lo que deberías estar haciendo y lo que no, otra cosa es que no te venga en gana ponerlo en práctica. Pero sí, si fuera tú, seguramente estaría haciendo lo mismo que tú, o sea; nada.

Yo: -No te pases, esto sí es algo. Soy yo.

Conciencia: -Hablaba desde un plano general, ya sé que eres tú, pero después de ti hay más cosas.

Yo: -Te expresas tan mal como yo, y ahora parece que me estés llamando egoísta, o peor, egocéntrico.

Conciencia: -¿Y no lo eres?

«La invita a no detenerse, a continuar hasta vaciarse el depósito, a huir de algo que aún desconoce, y todo significa quedarse a su lado

Conciencia: -Vale, vale. Estás muy sensible por lo que veo. ¿Estás así porque se detuvo?

Yo: -Todo se para, todo lo que empieza termina, muchos años me llevó darme cuenta de cómo funcionan las cosas, y por eso te pregunté si tenía sentido vivir. Llevarme todo esto a la tumba, no podérselo entregar a nadie, que pueda sentirlo, disfrutarlo, guardarlo…

Conciencia: -Me doy cuenta de que con la música apropiada vuelves a escribir como antes.

Yo: -¿Eso es malo?

Conciencia: -Depende para qué (o para quién), aún así no eres el mismo. Estás muy cambiado y parece que empieces a practicar – en exceso- el uso de los paréntesis, de los punto y coma, de los guiones.

Yo: -Para nada, pero no me negarás que no son cool.

Conciencia: -Recuerda la norma de no usar la doble negación.

Yo: -Escribo como quiero, y así seré distinto en algo.

Conciencia:-Te miro y parece que tengas diecisiete. Perdón…

Yo: -No pasa nada, fue lo mejor.

Conciencia: -¿Estás seguro?

Yo: -(Sonríe).

Conciencia: -Gracias.

«Niño, sé que nunca nos veremos pero eso no hará que deje de pensar en ti un solo día. Aunque no te lo diga sigo escuchándote cantar cuando me acuesto

Yo: -Lo mejor de estos grupos es que es los llevo tan adentro que no me paro a analizarlos, ni a pensar en lo que dicen, simplemente me emociono y fluye, como antes. Es suficiente.

Conciencia: -Pues pásalos al disco duro.

Yo: -¿Y luego qué valor tendría escribir algo como esto?

Conciencia: -Supongo que ya lo das por finalizado.

Yo: -Me conoces bien: Pizza, Pepsi, Lost, y a dormir.

Conciencia: -Ahora puedes comer más trozos, pero duermes solo.

Yo: -(Sonríe). Lo vas a conseguir.

Conciencia: -No olvides que queremos lo mismo. Vamos anda, no llores…



¿Por qué apartas el auricular? ¿No quieres escuchar esto? Está bien, pero no pretendas que te lo cuente pues no podría hacerlo con palabras. Aunque tiene sentido que si no me conoces no quieras que te lo cuente. Seguramente no tendría que compartirlo con un desconocido, para ti sólo serían frases inconexas, formadas de palabras y diptongos; para mí, para mí son algo más. Lo son todo. Las recupero muy de vez en cuando, de madrugada. Es un experimento, y tiene receta.

En el día justo y el momento exacto, con el grupo correcto y el volumen preciso, simplemente salen, como mis sonrisas. ¡Eh, espera! No te vayas hombre, ¿no quieres que te cuente cómo termina? Es que si me ven hablando solo pensarán que estoy loco. Vale vale, vete. Yo no obligo a nadie a estar a mi lado. Pero que sepas que, te perderás algo que, algo de lo que –a decir verdad - tampoco harías mucho... Porque a diferencia de ti, y de todos vosotros, estas palabras están hechas de amor y emociones, es por eso que siempre parecen nuevas, recién cortadas como rosas, de tallo verde y flor viva, frescas, puras, y únicas.




Una noche más como las de antes, hablándome delante del espejo, siendo ignorando hasta por mi reflejo. No se puede caer más bajo, pero hoy será distinto; desde el vigesimosexto se ve todo muy pequeño, hagamos que se haga grande…

Time Spent Driving – Rain on Sundays


Una débil voz salía de los auriculares, enmudecidos por el frenético ruido urbano, cuando estos empezaron a descender.

Sundays never fall quite right, will they just be swept away.
Under this endless skyline, my frame this windowpane.
If I die tonight, will your memories of me, just fade.


Seguían cantando, ofreciendo acordes con una melodía alegre. Libres, eran libres – y felices – aún sabiendo lo que pasaría pocos segundos después.

These rains swell to drown the drive, lose me in the spray
and the million dotted lines, on the asphalt underneath.
If I die tonight, will your memories of me, just fade.
Can't wait till Sunday when I can hear your laugh again.


Esas palabras en pasado se precipitaban como gotas de lluvia contra el asfalto; y, aunque caían a la velocidad del rayo, daba la sensación de que estaban suspendidas en el aire.

Because I can't forget, the first time you looked up at me.
The first time that I... and I can't forget,
the first time you looked up at me,
The first time I heard you say my name.


Impacientes; nostálgicas, sinceras, curtidas, aterciopeladas, vibrantes, mojadas. Deseosas; de ponerle música a un día perfecto, a un Réquiem en directo.

Can't wait till Sunday when I can hear your laugh again.
The first time that I and I can't forget,
the first time you looked up at me,
The first time I heard you say my name.
Now I wouldn't have it any other way...


Después del impacto, una vez ya tumbado en el suelo, el aparato seguía intacto; había sido testigo y causante de la adversidad del arte en sus múltiples formas.

Cuando se hizo el silencio sonó la siguiente pista musical. El reproductor, que había caído bastante apartado del incidente, se encontraba en el extremo de un paso de zebra muy concurrido por el cual miles de almas pasaban a diario. El pequeño instrumento, carente de moralidad ni remordimiento, seguía tarareando sobre las virtudes de la vida. Un joven que pasaba por allí prestando más atención al suelo que al piloto luminoso del semáforo, se fijó en un aparato de última generación tirado en la calle. -¡Vaya chollo! –se dijo - cuando se agachaba para recuperar dicho artefacto –diabólicamente –inofensivo.




Y , ¿quieres escuchar una canción, a mi lado…?
DeFT escribió:.... –diabólicamente –inofensivo.
...


Yo también te leo. [oki]
deft, no entiendo ná... se supone que hablas con tu conciencia? xD
que confuso...
xD
saludetes
Me gusta mucho, dale caña!.
4 respuestas