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Blog Xavier Sala i Martin escribió:El otro día leía la revista británica The Economist y un gráfico me llamó la atención: mostraba la profesión que tenían los líderes políticos antes de entrar en la política en diferentes países de la OCDE entre 1973 y 2010. En Suiza, por ejemplo, algo menos del 50% de los políticos son abogados. En Estados Unidos son el 25%. Lo que me sorprendió fue el país que lideraba el ranking: España! Sí, sí, España es el país de la OCDE que más abogados tiene entre los líderes de la clase política: un 75%! Y eso me hizo pensar: será este el problema de fondo de la economía española? Veámoslo.
Que una parte importante de los parlamentarios de un país sean abogados tiene sentido. Al fin y al cabo, quien escribe las leyes debe saber de leyes y los profesionales que saben de leyes son los abogados. Pero cuando entre el liderazgo político hay un exceso de abogados la cosa puede acabar no funcionando por dos razones. La primera es que la gente de una misma profesión tiende a ver las cosas de una misma manera. Y cuando todos ven los problemas de la misma manera, es difícil encontrar soluciones. Las empresas innovadoras modernas, por ejemplo, han creado lo que llaman "universidades corporativas" para fomentar la creatividad de sus empleados. Para ello, se hacen clases y seminarios donde se mezclan empleados de todo tipo: contables, secretarias, directivos, miembros de la seguridad y trabajadores de la cadena productiva. La idea es que cada uno de ellos tiene una visión muy diferente de la misma empresa, ve los problemas desde perspectivas distintas y es capaz de encontrar soluciones que los otros miembros del grupo nunca les pasaría por la cabeza. Cuando la clase política está dominada por una sola profesión, sea la que sea, se pierde la riqueza que da la variedad intelectual y la creatividad que permite encontrar soluciones a los problemas de la sociedad. Y hay que decir que la creatividad de la clase política española a la hora de encontrar soluciones a la crisis económica ha sido más bien modesta.
El hecho que el monopolio de la política lo tengan precisamente los abogados, sin embargo, conlleva un problema quizá más importante. Como todos los ciudadanos del mundo, los abogados defienden sus intereses. También lo hacen los empresarios, los trabajadores, los futbolistas o los economistas. Hasta aquí no hay nada de extraño. La particularidad de los abogados es que ellos salen beneficiados de construir sistemas económicos y legales extraordinariamente complicados donde, para moverse, cualquier ciudadano tenga la necesidad de contratar ejércitos de abogados. Así, si los dejas hacer, construirán un sistema fiscal de complejidad tal que obligue a empresas ya particulares a contratar asesores fiscales (naturalmente, abogados fiscalistas). Harán que el mercado laboral tenga la particularidad de que casi cada vez que un trabajador sea despedido, el caso acabe en un tribunal donde a veces ganará el trabajador y a veces del empresario, pero quien siempre se llenará los bolsillos serán los abogados laboralistas que defienden a unos y otros. Harán que casi todos los mercados, desde el financiero hasta el de los alimentos pasando por el turismo o las telecomunicaciones, estén ultra-regulados, lo que hará que infinidad de empresas, trabajadores, ciudadanos y organizaciones cometan infracciones y necesiten que alguien les ayude a defender ante las autoridades. Ese alguien será, naturalmente, un abogado. Crearán profesiones especiales donde unos abogados (llamados notarios) cobran verdaderas fortunas simplemente para poner sellos en documentos. Y obligarán a pedir permiso a la administración para hacer cualquier tipo de cosa: poner una ventana en tu casa, vender un terreno, ampliar un metro la fábrica o poner una antena de telefonía móvil. Naturalmente, el proceso de pedir estos permisos será tan complejo que requerirá la contratación de ... (Sorpresa!) abogados.
Huelga decir que toda esta constelación de barreras a la libre empresa acaban perjudicando la economía porque hacen que las empresas tengan que dedicar recursos a navegar por este mar de regulaciones en lugar de dedicarse a cosas productivas. Pero los efectos negativos van mucho más allá. Uno de los artículos más interesantes que leí cuando yo estudiaba economía se titulaba The Allocation of Talent: Implications for Growth (Las implicaciones sobre el crecimiento de la asignación del Talento) de Kevin Murphy, Andrei Shleifer y Robert Vishny (publicado en Qarterly Journal of Economics en 1991). La tesis era que si la gente de más talento de un país se dedica a hacer trabajos productivas, entonces el país es productivo y tiene un gran potencial de crecimiento. Si, en cambio, la gente de más talento se dedica la "apropiación de rentas", entonces la actividad productiva colapsa y la economía deja de funcionar.
Pues bien, en un país donde los abogados ganan mucho dinero habrá muchos jóvenes con talento que estudiarán derecho en lugar de cosas más productivas como ingeniería, arquitectura o administración de empresas. Es decir, una parte del talento se desviará hacia actividades improductivas tales como el encontrar maneras de saltar las barreras que ponen los mismos abogados. Murphy, Shleifer y Vishny escribieron su artículo para avisar del mal que, en Estados Unidos, hacían los enormes salarios que cobraban los abogados fruto de la constante litigación que hay en ese país. El país que han construido los políticos-abogados españoles puede estar sufriendo el mismo problema.
En la parte final del artículo, Murphy, Shleifer y Vishny comparan el comportamiento de 91 países diferentes y muestran que allí donde hay más estudiantes de derecho, el crecimiento es inferior. Y es interesante ver que, si analizamos con detalle los períodos de crecimiento en España veremos que no se han producido a través de multitudes de emprendedores que han hecho grandes innovaciones que les ha permitido invadir los mercados mundiales (Amancio Ortega es una honorable y importantísima excepción). Los episodios de éxito económico españoles han estado ligados a booms inmobiliarios causados por recalificaciones masivas. Recalificaciones que, naturalmente, se obtuvieron después de que ejércitos de abogados lograran (con sobornos o no) que las autoridades locales dieran los permisos de construcción.
Desde esta perspectiva, quizás sí que si alguien estudia con detalle las causas de la baja productividad, encontrará que en España sobran abogados.
jas1 escribió:En España sobran corruptos.
En ese texto hay un error muy común: los licenciados en derecho NO SON ABOGADOS!!!!!
Se tiende a confundir pero no es lo mismo.
XeRiTo escribió:El problema de España en ese sentido viene de un par de siglos atrás, no hemos sido capaz de evolucionar desde la codificación, y de eso hace ya un tiempo.
El Derecho (sistema actual) no deja de ser un reflejo de la sociedad, nunca puede ir por delante. Si nos quejamos de la rigidez del sistema, es porque la misma sociedad española lo es.
Ahora, muy mal por autor intentado crear confusión entre ineptitud y venir de la rama jurídica, aunque alguno seguro lo pensará.
jas1 escribió:En España sobran corruptos.
En ese texto hay un error muy común: los licenciados en derecho NO SON ABOGADOS!!!!!
Se tiende a confundir pero no es lo mismo.