Your Hand in Mine

Me gustaría pensar que hay una relación entre la alineación de los planetas y lo que nos sucede. Me gustaría creer que sigue habiendo esperanza y que no todo depende de nosotros. Es curioso como cuando las cosas funcionan me obligo a creer que es gracias a nuestro esfuerzo, al contrario cuando se ponen feas me intento engañar de que no somos culpables.

Te digo que me gustaría pensarlo porque de alguna forma sé que hay un destino que me hizo cruzar en tu camino o que tú lo hicieras en el mío. Desde ese momento ambos cambiamos la dirección de nuestras vidas, cosa que para mí es una señal de buenaventura. Pero, he llegado a un punto muerto en el que no puedo seguir viviendo en un mundo gris, por una parte está el pensar que tenemos el favor de un poder supremo, inalcanzable para un simple mortal, y por otro lado el tema de ser el dueño de mis actos, pudiendo cambiar el destino con nuestra volundad.

Ya sabes, aunque sea(mos) distinto(os) no dejamos de ser humanos, esa especie autodestructiva y condenada a una desdicha eterna. Capricho no lo llamaría, porque he puesto mucho esfuerzo en ganarle la batalla a Fortuna. Quiero hacerlo siendo legal aunque ellos sí hagan trampas.

No, no estoy loco, tampoco pienso que todas las divinidades confabulen contra nosotros si bien un grupito de 3 es suficiente para amargarnos el día. Fortuna, Eros, Cronos… El triunvirato ideal para ahondar en el espacio y en el tiempo, dejando a elección de una pobre mente, débil y bajo los efectos de unos sentimientos profundos, la prorrogación o la anulación del contrato, permanentemente. La responsabilidad de tal decisión ya lo sobrepasa, lo deja inmovilizado en estado comatoso, en una pugna interna, una batalla épica a escala, donde amor y odio quieren alzarse con la victoria.

No, no estoy loco, porque sé que de esa guerra no saldrá nada bueno. Porque sé que ambos bandos están luchando intensamente desde el principio de los tiempos, y también sé que nadie saldrá vencido, ni ganando. Sólo acabarán perdiendo las personas que se tomen demasiado en serio el asunto, aquellas que dejen de vivir su propia vida.

De ahí viene el punto muerto. El esperar que uno de los contrincantes tome ventaja, el esperar que un Dios se apiade del mortal que resta hierático en un trono que no le corresponde, pues ni es Juez ni superior a otro ser. Ese pobre infeliz tiene tanto miedo a equivocarse como a perder. Por eso no se anima, por eso quiere confiar y deshacerse de cualquier responsabilidad. No es cobarde, no le juzguéis ahora vosotros, no sois ni seréis quien para hacerlo. Simplemente observad como a medida que la ira, la tristeza, la rabia y el odio van perdiendo intensidad, se empieza a nivelar la balanza con la alegría, el amor, la pasión y la libertad. Fijaos como ha logrado un equilibrio, temporal e inestable, pero superando cualquier expectativa. No se ha dejado influir, ha sido capaz de controlar sus defectos y con ellos ha ganado el privilegio de llamarlo ser humano.

No debo distraerme con la victoria por esta vez, no hay tiempo que perder pues quedan muchas batallas que librar. Hoy hemos demostrado que podemos ser rival, que no nos dejaremos doblegar. Pueden proyectar todas las argucias que sus maquiavélicas mentes ideen, que de nada les servirá. Esta es la seguridad con la que se tiene que luchar, este es el sentimiento que te hará merecedor, de dar y recibir amor.
Ya lo sé, este ha sido mi primer suspiro después del coma, comprendo lo que dices porque he vivido lo mismo que tú. No quiero parecer derrotista pero de la misma forma que yo te entiendo, me gustaría que aceptaras que no es tan fácil la teoría como llevarlo a la práctica. La impulsividad te abruma, te nubla el juicio, te ciega. Si David se hizo famoso luchando contra Goliat fue porque no ha habido muchos casos. Te respeto y te animo a seguir plantando cara, a defender tu ideal, pero no te pierdas ni confundas el deber con los delirios de grandeza.

Tu apoyo me moraliza de tal manera que me siento capaz de plantarle cara al mismísimo Zeus, sin embargo de la misma forma acepto tus consejos e invertiré toda esa energía en hacer el bien y no perder el norte. No soy un luchador, no soy un asesino, simplemente quiero ‘ser’ y ‘vivir’ en paz. Simplemente quiero creer, en mí, en ti, en nosotros. Ahora te toca decidir a ti, sé que es difícil pero si yo he podido confío en que tú también lo conseguirás. Recuerda, en tu interior está la respuesta, y en tu decisión está la opción de dar felicidad.

Te Quiero.