Y es que aunque no hay duda de que la votación supone una gran victoria para los derechos civiles de los ciudadanos y la defensa de la privacidad, en el Senado la votación confrontará a los partidarios de su eliminación con los grupos que advierten de la necesidad de estas medidas ante el creciente alcance de los grupos terroristas en la era digital.
En el caso que nos ocupa se da la particularidad que tanto liberales como conservadores acérrimos se han puesto de acuerdo para oponerse al espionaje masivo de la NSA. Un proyecto de Ley que hay que recalcar que se centra en los ciudadanos de Estados Unidos y no en los extranjeros. Un texto que modificaría los artículos más polémicos de la controvertida Patriot Act que se inició tras el 11S.
En esencia, la USA Freedom Act habla de prohibir explícitamente la recolección masiva de números de teléfono (los metadatos de las operadoras donde se incluían los tiempos y duración de las llamadas) así como los correos electrónicos y direcciones web. Por tanto la reforma reemplazará la sección 215 de la Patriot Act por un programa específico que permite a las agencias de inteligencia recoger datos de los ciudadanos previa aprobación de un tribunal, es decir, se necesitará una orden judicial.
Una votación histórica que se produce una semana después de que una corte de apelaciones de Estados Unidos dictaminara que la recopilación de datos masiva era ilegal.