1. Resaca

Un cachito de algo que estoy empezando.
Un saludete a todos que hace bastante que no me paso por aquí.

TOO MUCH. TOO YOUNG

Suena el despertador pero llevo un buen rato despierto. Los ojos pegajosos por las legañas. La boca seca. El aliento gatuno. El cuerpo sudoroso y a medio tapar.
¿La cabeza? La cabeza debí perderla anoche. No me acuerdo de una puta mierda.

1. Resaca

Me muevo a tientas por la habitación y busco el móvil sobre las estanterías. Libros. Un frasco de colonia. Tiro algo al suelo. Las 17:02.
Miro dentro del bolsillo interior de mi abrigo y saco la cartera. DNI, tarjeta sanitaria, billete de metro con tres viajes, un condón que lleva ahí desde no sé cuándo y calderilla.
¿En qué coño gasté toda la pasta anoche? Hago cuentas pero no me cuadra nada. La verdad es que como decía mi abuela, no se le pueden pedir peras al olmo y yo no recuerdo nada a partir del segundo chupito de tequila en el Strog. Esa cosa me deja el estómago hecho polvo. Un polvo es lo que necesito.
Me quito los gayumbos y me meto en la ducha. El agua tarda en ponerse caliente. De mientras echo una meada. Huele a destilería.
Odio salir de la ducha porque me estoy cagando, la taza del inodoro está fría todos los días del año; nieve o apriete un calor de la hostia. El papel se te deshace en la mano y no es raro que se te quede un pedazo de ti enganchado entre los dedos.
¿Te da asco? Piensa en ello cuando te metas debajo de las sábanas a oler tu eau de rochas.
Me miro en el espejo y la verdad es que no estoy tan mal.
He de darle un repaso a eso de ahí abajo, cuando uno no tiene novia o folla muy esporádicamente suele descuidar esos aspectos.
En la nevera hay un tupper con algo que parece ensaladilla, pizza precocinada, unas latas de cerveza y poca cosa más. El mero hecho de abrir una lata de birra y olerla haría que me entraran náuseas. Cojo la jarra de agua y bebo hasta que me duele la garganta. Está helada.
Enciendo el ordenador y retiro las sábanas de la cama. Abro la persiana de mi habitación. El sol despunta desde arriba atravesando mis pupilas como si de balas con dirección hacia mi cerebro se trataran sus rayos.
El vodka, el tequila, las birras y no sé qué más pude beber anoche actúan sobre la vasopresina secretada por la glándula suprarrenal. Cuando la acción de la vasopresina falla, el riñón elimina más agua de la que se ingiere provocando una deshidratación de la hostia en todos los órganos. Meninges incluidas. Me cago en las meninges. Cuando estés de resaca acuérdate de ellas.
Llevo años automedicándome contra la resaca a base de ibuprofeno, paracetamol y vasos de agua. Es una sensación extraña. Aún teniendo la barriga hinchada como un balón de playa sigues teniendo sed. Es desesperante. La verdad es que no sé ni si es sed, sólo que necesito más agua. Apuro la otra mitad de la jarra de una sentada.
Pongo una canción de los Airbourne lo suficientemente alta para poder escucharla desde la cocina.
Meto la pizza en el microondas.

“Too much, Too young, Too fast
I'm gonna drink it up while it lasts
Too much, Too young, Too fast
I'm gonna tear it up so fill my glass”


¿Cuatro quesos? No me jodas. Cada día las hacen peor. ¿Qué me dices de la abuela que sale en los anuncios sacando una pedazo de pizza recién hecha de un horno de piedra? Seguro que esa jodida se ha quedado los otros tres tipos de queso. Publicidad engañosa que le llaman. Y tan engañosa.
Cuando vivía en casa de mi madre solía tener sobre la mesa cosas que realmente entraban por los ojos los sábados de resaca. Digo por la vista porque suelo tener las papilas bastante adormecidas los días como hoy.
El verano era una época cojonuda para pegarse unas buenas juergas. Los mejores días del año. Ni navidad ni mandangas. La televisión y sus anuncios navideños no podían engañar a la estación de los escotes y los días largos.
Los escotes, tío. Eso era lo que marcaba la diferencia. Pasear por la facultad y ver como día a día las mujeres embellecían con cada rayo de sol, con cada milímetro de mercurio que ascendía a través del termómetro, con cada mirada cómplice entre colegas.
Todavía me acuerdo de Denisse, la tetanque. Menudas peras gastaba la muchacha. Lejos de alardear de ellas como habría hecho yo si fuese una mujer las intentaba esconder. ¿Complejo? A mí qué más me daba, yo sólo quería tirármela. ¿Querer es poder? Me río de los grandes aforismos.
Me llevo el último trozo de pizza a la boca. Está fría y acartonada.
Todavía no me he puesto unos calzoncillos limpios. Me gusta sacar a pasear el pajarito de vez en cuando. Aprovecho para masturbarme.
La peña está fatal. ¿Quién coño quiere pajearse con tías peludas o embarazadas? Me da una grima que te pasas. La verdad que el porno de ahora no es como el de antes. Bueno, en realidad sigue siendo la misma mierda que hace diez años pero quizás lo vea con ojos diferentes. Dónde habré dejado los kleenex.
Prendo un pitillo entre mis labios e inhalo. He vuelto a fumar tras tres años de abstinencia. Por aburrimiento. Eso quiero creer. Exhalo.
Me gusta como narras, pero el tema 'soy un malote destroyer' está un poco resobao ya, no?
Lo digo sin maldad, es crítica constructiva jejeje
narbe escribió:Me gusta como narras, pero el tema 'soy un malote destroyer' está un poco resobao ya, no?
Lo digo sin maldad, es crítica constructiva jejeje

Gracias por tu lectura.
La cosa es ir probando distintos tipos de personaje. Sobado o no es otra historia. ¿Que lo está? yo te daría la razón y te diría que sí, pero eso siempre puedo conducir su personalidad hacia donde me interese a lo largo de una historia. En teoría me gustaría continuarlo y por supuesto hacer que el personaje evolucionase psicológicamente. Ya postearé la continuación si me animo que de momento, va a ser más o menos lo mismo.
Está bien; sabes que me gusta leerte :)

Lo único que puedo comentar es que me da la sensación de que el protagonista de tus historias o es el mismo, o al menos está cortado por el mismo patrón. Mezclas lo sucio en general con lo escatológico, la pereza, el sexo y la masculinidad de un hombre de clase media. Tus textos tienen imágenes fuertes y sabes cómo escribirlas para darles esa fuerza. Leerte siempre es un soplo de aire fresco, pero, como te digo, creo que te vendría bien un cambio. Prueba a escribir desde el punto de vista de una mujer, un niño o un anciano. Imagina situaciones nuevas, porque sueles situar al personaje en una casa. Sácalo a pasear e intenta, si quieres, salir de la narración en primera persona. A ver qué sale.

Es sólo una sugerencia.
A ver, me comentaste lo de que en Asfixia los textos así quedaban bien así que, decidido a darte una opinión en condiciones de por qué no me convence del todo decidí leerme el libro Imagen . Me queda nada para acabarlo (está chulo) por lo que puedo opinar ya en condiciones.

Es cierto que en el libro utilizan muchas expresiones como las tuyas pero las dispersan mucho más. Los insultos, expresiones barriobajeras y comentarios denigrantes que usas en el texto se ven reflejadas en el libro pero en 100 páginas, no aglutinadas en un pequeño texto. Yo creo que le falta meter más historia central y no darle tantas vueltas al protagonista y sus circunstancias inmediatas en el piso. Hay muchas que se pueden dar por supuesto, dejando descansar al lector a la vez que le haces más participativo. Eliminaría expresiones y a su vez alargaría párrafos que eligieses, dándoles más continuidad.

Por otra parte se me hace algo pesado de leer porque escribes demasiadas veces frases demasiado cortas. Por ejemplo este párrafo ''¿Cuatro quesos? No me jodas. Cada día las hacen peor. ¿Qué me dices de la abuela que sale en los anuncios sacando una pedazo de pizza recién hecha de un horno de piedra? Seguro que esa jodida se ha quedado los otros tres tipos de queso. Publicidad engañosa que le llaman. Y tan engañosa.'', a mí personalmente me cuesta seguirlo adecuadamente. Dosificaría esas aseveraciones, quedan muy bien pero abusar de ellas entorpece un poco el ritmo.

Esa es mi opinión y diciendo por delante, como te dije, que me gusta muchísimo cómo escribes y que no soy un experto ni nada parecido.^^
4 respuestas