La verdad no soy muy de gemir, pero vaya, cuando me hacen alguna maravilla por sorpresa no lo puedo evitar. Luego, cuando ya sé lo que está pasándome, ya intento que no se me note mucho (básicamente porque suele haber gente por la casa).
Lo de que me hacen alguna maravilla por sorpresa, es básicamente que me descubren nuevas zonas sensibles de mi cuerpo en sitios que no esperaba (vease axila).
Mi novio sí que gime, y me pone brutísimo.