Distante del mundo, somnolienta entre las cuerdas de unos títeres sin cabezas, normalizando el progreso, progresando sin normas, apartada del centro, guiada por las sombras, marchitando lo que toco, tocando lo que asombra, decepcionada por una vida fina, por un mundo de lujos, sorprendida de la jugada de unos ganadores en un juego sin triunfo…
Hoy pienso, hoy siento, hoy añoro, hoy porfío, hoy valoro, hoy río, hoy lloro… pero hoy no vivo; hoy, no vivo.
Ahora... ¿ahora, qué? Es ‘ahora’ indicio de presente; el pasado es causa del presente y el presente, consecuencia del pasado. ¿El futuro? El futuro es algo que aún no ha llegado, algo inexistente. A un clavo ardiendo me aferré constantemente, pensando en ilusiones y metas por alcanzar…Y ahora… ahora me veo en tal estado, que lo único que siento es rabia e impotencia por estar tumbada sobre una cama a expensas de médicos y enfermeras que velan por mí... Siempre he actuado en referencia a un futuro, a una vida por llegar, exhiliándome de las personas que más me aman, perteneciendo a un grupo de gente con ideologías innatas: sociedad capitalista en la que estoy involucrada. Ya, perdí las esperanzas. Tanto tiempo perdido… y tan poco el que me queda; tanto juego corrupto… y tanta jugada falsa. Únicamente me queda, soñar… soñar sabiendo que nada es verdad.
Aferrada a un boli y a un papel, hoy sueño. En tinta dejo plasmadas mis ilusiones, porque en hechos, la dificultad es tal que se convierte en imposibilidad. En palabras transmito mis sentimientos, tan vacíos de alegría, tan llenos de envidia… Envidio a toda esa gente que por mi ventana veo correr, y la envidio porque avanza sin darse cuenta; al que grita indiferente al mundo, porque proclama lo que piensa; al que escucha atento, porque escucha sin miedo; al que es capaz de respirar, porque el aire no le supone nada; al que puede besar, porque puede soñar; al que le aman, porque sus sueños son su única realidad. Afortunado el mundo, y no lo sabe. ¡Ignorantes! Tanta fortuna os corroe… Lo tenéis todo, absolutamente todo… y ninguno lo sabe…
Tú, tú lo prometes todo y luego, ¿de qué sirve? Me quitaste las esperanzas, ¿dónde dejamos entonces tu importancia? Me has decepcionado… Yo que tanto te idolatraba... ¡Te has comportado como un auténtico cobarde! ¡Canalla! Me dejas sola ante el peligro, sin importarte lo que haga. Te has dejado vencer por alguien que no sabe dar la talla… Mírame, tumbada en una cama, a expensas del maestro más severo que he podido conocer en tu presencia; embriagada de ira y envidia. Me prometes todo y yo no tengo nada… Quiera o no, avanzar ya no puedo… Si pudiera, caminaría, y no lo haría corriendo, como los que veo a través de mi ventana… ¿De qué me sirve ya gritar si ya no sé pensar, si ya no pienso nada? Todo se ha vuelto en tu contra, has rechazado al aire, pero a ti ya no te importa que yo no pueda respirar, o es que quizás te haga gracia ver reflejada en mi cara tu derrota… Ya no tengo ganas de nada, hasta inhalar el aire me duele… No has sido capaz de seguir luchando y sacarme de la inhóspita pesadilla que tengo… Ni besar puedo, porque has vendido mis sueños. Con lo que ayuda un beso… y besar no puedo. Mi realidad ahora se conforma de otro, parece ser que tú ya nada importas… Importancia le quité a tu contrario, despreocupándome de su astucia y paciencia… Y ahora, empiezo a conocer el miedo, porque de él estoy más cerca…
A él: Te desconozco… hasta hace poco, porque pensé que tu importancia era insignificante respecto a la de quien me enamoré, pero realmente me doy cuenta, de que puedes más que él… Eres poderoso, cuando menos te lo esperas, ¡zas! Le das el golpe a cualquiera. Eres inconsciente de la sociedad de clases, no te importa la apariencia, tratas a todos por igual, ni altares ni riquezas materiales para ti son importantes, a nadie infravaloras, a todos quieres… En cambio, alguien importante me enseñó ciertos aspectos sobre ti. Fue tu padre, el que me guío hacia la verdad, el que me demostró con quién trataría al final, el que me ayudó a soñar que eras un sueño, el que me hizo ver que nada era cierto… ¡NADA! Nunca te importó la clase ni el estilo de nadie, porque acabas, tarde o temprano, con uno y con otro. Ni altares ni riquezas te suponen importancia, pero ni la alegría ni la pena tampoco. No infravaloras a nadie porque no existe tanto grado de poder superior al que te concediste en su día. El deseo y la pasión engendraron a la ilusión, una ilusión que tú has conseguido destruir, a la que has privado de soñar… A todos quieres, pero ¿por qué?... si a nadie añoras. De tu propio veneno mereces beber… pero es evidente que aquí sólo mandas tú. Lo que diga yo… eso no importa. De sobra sé, que aunque te conozca y sienta miedo cuando te tengo cerca, a ti me aferraré, para acabar con esta falsa de una vez. No me encuentro bien… y de sobra sé, que tarde o temprano, te tendré que conocer. Por ello, hoy acabaré con todo, me sumergiré en ti cuando cierre los ojos, dejando incolora mi vida y pronunciando mi muerte.
Hoy, 30 de febrero, me despido para siempre. No lloréis por mi, la muerte llega siempre… lo aprendí del tiempo, padre de la muerte. Sólo pido, que me concedáis un deseo: VIVID LA VIDA, que aunque con el tiempo se haga débil, merece la pena sentirla.
¿30 de febrero? De irrealidad se conforma mi realidad. La realidad que hoy me determina ya no existe, porque aunque todavía sigo existiendo… ya no vivo. Tal día como hoy, dejaré de existir, y que mejor día que uno que no existe.
Hoy, 30 de febrero, ya no vivo… Hoy, 30 de febrero, muero.