El primer paso es reconocerlo, darse cuenta uno mismo de la(s) cosa(s) que le gustaría(n) cambiar de su vida en cualquier aspecto. Es el paso más fácil (principalmente porque es
simplemente pensar) aun así, hay muchísima gente que no llegará ni a esto porque prefieren el autoengaño y en pensar que las cosas vienen solas o que las hizo un mago.
El segundo paso es pensar detenidamente cómo vas a cambiar ese aspecto o aspectos de tu vida que no te gustan. Aquí viene bien ser realista y no fliparse. Hay que tener los pies en la tierra siempre y proponerse mecanismos que sepamos que están dentro de nuestro alcance para poder llevar a cabo los cambios que queremos hacer. Si nos vemos "a tope", podemos poner el listón incluso un poquito más alto de lo normal para que así nos cueste algo más de esfuerzo, ya que la recompensa por pasar ese listón será y se sentirá mucho mejor.
Hacer eso ya no es tan fácil ya que conviene siempre apoyarse en otras personas e informarse bien, sobre todo a la hora de documentarte e instruirte con información que sea buena y que realmente nos vaya a ayudar.
El tercero y más dificil es poner los cojones encima de la mesa y hacerlo. Muchos no llegarán aquí, otros llegarán y tirarán la toalla a la primera de cambio. Sólo unos pocos al final consiguen esa meta que se propusieron al principio. La clave para llegar al final suele ser disfrutar del camino (coño, estás cambiando algo que no te gusta, ¿a quién no le gusta eso?) y sobre todo, no rendirse nunca porque nuestro cerebro estará dando por culo cada dos por tres fabricando excusas para no llevar a cabo nuestro proyecto personal.
El último paso es asimilar ese cambio, hacerlo parte de tí y eso viene solo si has pasado por todo lo anterior de manera exitosa.
Recordad lo más importante: las cosas no cambian si uno no cambia, el único ser vivo que puede hacerte cambiar es
siempre tú mismo