Solo,
desnudo en tus brazos
desnudos
con toda mi fuerza por vivir
por existir
y una sonrisa dibujada en tu cara
muestra la satisfacción, por fin
soy tuyo,
del mundo.
No hay fuego que me separe de ti.
Tu rostro brilla,
porque guarda todas las sonrisas,
mientras tus manos
luchan por la justicia.
Y el mar se calma a tu lado,
humedeciendo tus pies,
miras al horizonte
y solo ves eso
el horizonte
donde el sol nunca se llega a poner del todo
mostrando su rojo
más intenso
más bello
y renaciendo.
Dedicado a mi madre, escrito el 13-9-2004