Todas las veletas
del mundo
me llevan a ti.
Son las flechas
y sus motivos
las que descubren
tu espacio,
las que invaden tu conciencia
intentando persuadirte
de que el amor verdadero
reside en tus senos,
de que los astros
siguen brillando
cuando ni el
norte
sur
este
oeste
son válidos
como referencia
para mis sentidos.
Son todas,
al unísono,
las que palpitan
cuando cambias el
rumbo
hacia aguas
más tranquilas.
Entre tanto
yo gozo
junto a la mar rizada
que nivela mis ojos,
(qué bellos tus cabellos)
en parajes aún sin explorar
(tu vientre en mi mente)
Y de fondo, el humo
del cigarrillo
que roza
tus labios.