Ayer al salir del curro fui a comprar un libro y de vuelta a casa se me cruza una preciosidad, aproximadamente de mi edad, con unos ojazos de aupa para endiñarme una tarjeta de cierto banco. Normalmente paso de largo sin mirar a la cara, pero esta vez cometí el error de dirigirle la vista y me fue imposible salir de su mirada...
Atónito con esos señores ojos aturquesados le empecé a decir a casi todo que sí, pero sin darle la cuenta del banco a la que asociar esa tarjeta y bien que hice, así luego me llamaría para preguntármelo. Así fue, quedamos que me llamaría y cumplió; desde su casa (se escuchaba el msn de fondo) y probablemente desde su móvil. Le dije que había decidido que no me interesaba y que tampoco terminaba de fiarme del asunto, a lo que se extrañó un poco... y más que lo hizo cuando le pregunté como se llamaba. Le dije que me lo pensaría y que ya le diría algo. Vale, ya tengo su móvil y sé su nombre.
Ahora es cuando se complica un poco. Tengo pensado decirle que paso, que me lo he pensado bien y no me interesa, que siento haberle hecho perder el tiempo, pero que si quiere podemos ir a tomar algo.
¿Os parece muy descarado?