Abrir los ojos, observar que no estás a mi lado. ¿Dónde?, la respuesta se oculta tras de ti.
Lejos, de esta cama, de esta puerta, tu presencia sólo es un recuerdo inmortal que se hace más viejo con el paso de las horas.
Empiezo a anhelarte, son muchos meses de soledad para este amor y tan pocos para todos estos años de vida.
Muriendo estoy, por ti, enfermando, sólo tú puedes calmar este dolor que hace pesar el aire.
Abre los ojos conmigo, observa, yo a tu lado, tú al mío. ¿Dónde? tras la puerta de mi habitación.
Lejos, quedan la soledad y los días de pesadumbre sin ti, horas muertas en las que mis lágrimas caían al suelo como gotas de lluvia en una fría mañana invernal.
Empiezo a sentir que te quiero más, cada hora, cada minuto, cada impensable día de nuestras vidas.
Muriéndome estoy de amor, pero contigo.