Se ha presentado una tecnología que refresca la imagen del televisor entre 120 Hertzios y 100 Hertzios, es decir, entre 120 y 100 veces por segundo, frente a los 60 Hertzios de típicos de los LCDs. Lo que hace es duplicar el número de imágenes por segundo y, por tanto, mostrar imágenes más tersas al ojo humano. Conocida como MCFI (motion-compensated frame interpolation), la tecnología está empezando a aparecen en televisores de alta gama.
Además, las imágenes tradicionales no son repeticiones estáticas de la imagen anterior. En su lugar, las nuevas imágenes están compuestas de dos imágenes sucesivas. Los microprocesadores internos del televisor intentan compensar lo que podría haber sido un frame adicional insertado en la película.
Según ha destacado Samsung las quejas sobre la calidad de las imágenes en movimiento son historia con este producto.
Sin embargo, acelerara la velocidad de regeneración de la pantalla no solucionará el problema, y es más que probable que otros fabricantes hagan lo mismo.
De hecho, JVC ya ha empezado a vender un televisor LCD de 120Hz con interpolación. Sharp Electronics añadirá la tecnología a sus televisores de alta definición, según un representante de la compañía. Precisamente, Sharp espera ser la primera en colocarla en un HDTV de 1080p.
Las imágenes algo desdibujadas de los LCD son el resultado del sistema visual del ser humano y la manera en la que la tecnología funciona. Cuando miramos un objeto en movimiento, la mente anticipa dónde debería ir ese objeto. En la mente, la imagen anticipada y la imagen real de un objeto en movimiento no están sincronizadas, por lo que parece borrosa, desdibujada.
Los televisores LCD tradicionales hacen un mejor trabajo con el sistema visual. Los electrones se disparan hacia una pantalla de fósforo para crear una imagen, pero esta imagen se degrada rápidamente, antes incluso de que haya acabado el fotograma. Entonces aparece el nuevo fotograma. De esta forma, cuando estamos mirando hacia un CRT lo que vemos es un staccato de imágenes separadas por espacios en blanco. Por el contrario, la imagen en un LCD permanece en su sitio hasta que aparece la nueva: sin esa ruptura entre imágenes, el ojo humano termina viéndolas borrosas. La tasa de respuesta de un LCD normal es de 15 milisegundos, frente a los 12 milisegundos de un CRT. La nueva tecnología lo reduce a ocho milisegundos.