Para edición de vídeo pura y dura, sin más elementos gráficos que los textos y las transiciones, necesitas memoria RAM antes que una buena gráfica.
Un i7 facilita mucho la vida, sí, pero tener 16 o 32 gbs de RAM acelera muchísimo el proceso. Y con un disco duro SSD también aumentarás mucho el rendimiento si utilizas vídeo bruto (RAW o sin compresión), ya que la lectura será mucho más fluida.
La tarjeta gráfica es importante si manejas gráficos 3D o 2D (Cinema 4D, After Effects, textos con efectos, partículas, etc.) y siempre tienes que guiarte por el número de núcleos que tienen, ya que es lo que quita peso de trabajo al procesador.