Sorprendente descubrimiento con algas en la Antártida, podría ayudarnos con el cambio climático
Un equipo de científicos británicos ha descubierto un proceso natural que podría retrasar -o incluso acabar- con la amenaza del cambio climático.
Los investigadores, abordo del HMS Endurance de la Armada Real, han descubierto que el deshielo de los icebergs en la costa antártica ha liberado al océano millones de pequeñas partículas de hierro al océano que han provocado una proliferación de algas que absorben CO2. Estas algas acaban sumergiéndose en las profundidades gélidas llevándose consigo el CO2 durante centenares de años.
En palabras del responsable de la investigación, el profesor Rob Raiswell de la Universidad de Leeds,
La Tierra parece querer salvarnos
Los científicos ya saben que una proliferación artificial de algas puede servir para absorber el exceso de CO2 de la atmósfera, pero esta técnica ha sido descartada por miedo a los posibles efectos colaterales que podrían desencadenarse en los delicados ecosistemas de nuestro planeta. Lo extraordinario es que el equipo de investigadores británicos ha arrojado evidencias de que este proceso ha estado ocurriendo -de manera natural- durante millones de años. Las Naciones Unidas dieron luz verde a este innovador experimento el pasado mes.
El equipo tratará de crear una proliferación masiva de algas vertiendo toneladas de sulfato de hierro en las proximidades del litoral de la isla británica de Georgia del Sur. El rastro de ese vertido podrá ser seguido desde el espacio.
Si el experimento tiene éxito, la técnica podría reproducirse en el océano glaciar Antártico. Los científicos creen que si se pudiera trata esa vasta superficie de agua podría eliminarse hasta 3.5 Gigatoneladas de CO2, o lo que es lo mismo, una octava parte de las emisiones globales anuales procedentes de la quema de combustibles fósiles.
No deja de resultar irónico que el deshielo de los icebergs, símbolo por excelencia de los efectos del cambio climático, haya revelado a los científicos los procesos que pueden ayudar a reducir, sino parar, la amenaza del calentamiento global.