¿Cómo comienzas una carta para alguien que no conoces?. ¿Cómo puede comprenderte un extraño?. ¿Cómo me escribo lo que pienso, lo que siento, y lo que debería hacer?. Supongo que al comenzar, lo haré para que el roce de la pluma y el papel, hagan callar el atronador silencio que me rodea, que el resultado de esa caricia sea el grito que mi voz no me permite dar, el último eco de los lamentos que resuenan en la grieta de un alma partida. Dejaré correr la tinta como lágrimas que me niego a derramar; como sangre negra por las infinitas venas de las letras que escribo, por el latido de un amor perdido...
Quizá, si es capaz de llorar y de sangrar, pueda esta carta oír la triste historia de cómo no te pude salvar. La mirada perdida en la huella que dejaste en la orilla y que el mar se empeña en intentar borrar, me recuerda que sabía lo que iba a pasar; que grité y te rogué, que nadé tras tuya pero no quisiste escuchar, que vi cómo te hundías delante de mis ojos y por mucho que alargué mi mano, no te pude alcanzar...
Y es ahora que me encuentro de nuevo, acercando mi mano al espejo esperando el frío e inerte contacto; sintiendo que no siento la suave caricia que la ilusión óptica me pretende dar. Dejo deslizar mis dedos con los de nadie hasta el infinito en la vieja historia de los amantes separados por un cristal
El viento de un suspiro se escurre en mis agrietados labios, por una larga sequía de besos. Quizá si esta carta me escucha, vive y siente, me quiera besar. Quizá esta desesperada creación quiera quedarse conmigo, quiera dejarse cuidar. Puede que me deje acariciarle el pelo, sentarse conmigo en silencio y sonreir de nuevo al verla dormir; puede que ella no me haga daño, y aunque parezca extraño volver a sentir, que amo y soy amado, que no soy sólo yo, que mi castigo divino ha ya expirado y aún me queda algo por vivir.
Espero que la soledad cobre vida y me pueda al fin amar, espero con estas líneas reescribir esta vieja historia sin final, que alguien oiga mis gritos, seque mis lágrimas y quiera ayudar. Aún siendo ésta una alma sin remite y nunca puedas contestar, quiero que sepas cuánto duele no tenerte y que morí contigo el triste día, que no te pude salvar...