La compra de iRobot por parte de Amazon quedará finalmente inconclusa.
Sintiendo el aliento de la Comisión Europea en la nuca, ambas compañías han acordado poner fin a la adquisición, que se preveía extraordinariamente problemática desde el punto de vista regulatorio y hubiera culminado con el establecimiento por parte de Amazon de una nueva filial dedicada al diseño y producción de robots de limpieza.
Según han
señalado Amazon e iRobot a través de una nota de prensa oficial, la compra "no tenía recorrido en la Unión Europea", por lo que no ha quedado otro remedio que cancelarla. En palabras del máximo responsable legal de Amazon, "este resultado privará a los consumidores de una innovación más rápida y precios más competitivos [...] Obstáculos regulatorios indebidos y desproporcionados desalientan a los emprendedores, que deberían ver la compra como un camino hacia el éxito, y eso daña a los consumidores y a la competencia".
Más allá de que Amazon no podrá vender como propios los robots de limpieza Roomba, el anuncio tiene otras consecuencias directas importantes. iRobot ha
comunicado un plan de reestructuración con efecto inmediato que comenzará por la marcha de su actual CEO, Colin Angle, y el despido de 350 empleados, aproximadamente el 30 % de la plantilla. Otras medidas contemplan una reducción en I+D y un reenfoque en el núcleo del negocio, paralizando inversiones en segmentos sin relación con la limpieza de suelos.
La cancelación de la compra de iRobot no debería sorprender a nadie considerando las reticencias de la Comisión Europea, que ya en noviembre de 2023 manifestó su temor a que Amazon pudiera utilizar sus robots de limpieza para aumentar su cuota de mercado restando visibilidad a productos rivales. Tampoco se veía con buenos ojos que Amazon tuviera acceso a los datos capturados por los robots Roomba, que se hubieran convertido en otro apéndice de la estrategia domótica del gigante estadounidense.