Tail Concerto
Plataforma: PlayStation/PSOne
Compañía: Bandai
Año: 1998
Género: Plataformas
Sistema: PAL 50 Hz
Idioma: Francés (textos), japonés (voces)
Jugadores: 1
Discos: 1
Datos: 1 bloque de Memory Card para guardar avances.
Periféricos: Controlador analógico, compatible con force feedback (Dual Shock). Controlador digital (desaconsejado).
Introducción:
Hacia finales de 1998, la división de videojuegos de Bandai sorprendió a propios y extraños trayendo al mercado PAL uno de los juegos más frikis del catálogo de PSX. Orientado, en principio, a un público joven, Tail Concerto nos mete en el papel de Waffle, un perro policía que, a bordo de su mecha monoplaza, se ha propuesto pararles los pies a un grupo de gatos alborotadores llamados "Los Gatos Negros" (la originalidad al poder), expertos en algaradas callejeras y (¡glabs!) pilotaje de engendros mecánicos a cada cual más extravagante. Este grupo de malandrines, con gatitos escandalosos y escurridizos como militantes de base, está liderado por tres mujeres-gato: las hermanas Flair, Stair y Alicia Pris. Ésta última, por cierto, amiga de la infancia de nuestro héroe, el cual, a lo largo del juego, intentará redimirla, a la vez que tratará de recuperar su antigua amistad (o puede que algo más, pero no queda muy claro). Todo ello tiene como marco un mundo llamado Preirie, en el que habitan mayoritariamente hombres-perro, mientras que los hombres-gato conforman una minoría racial, circunstancia que un misterioso traficante de armas llamado Fool, hombre-gato de pro, utilizará para venderles a las pobres hermanas Pris la "moto" de que los hombres-gato son unos parias oprimidos por los hombres-perro, y que deben rebelarse y constituir un nueva nación sólo para ellos. Lo que ni las Pris saben es que Fool tiene sus propios planes para Preirie... Bueno, lo voy a dejar, que me estoy enrollando más de la cuenta.
Gráficos:
Si de algo puede presumir Tail Concerto, es de tener uno de los motores 3D más sólidos que se han visto en PlayStation. Los escenarios no son de un tamaño especialmente grande, pero la verdad es que son una delicia: texturas coloristas y muy bien aplicadas, nada de polígonos bailongos (o casi), excelente modelado de objetos (algunos de ellos, además, cuentan con efectos de deformación bastante curiosos) y algunos añadidos gráficos bastante vistosos, como los efectos de humo y niebla. Todo ello con un frame rate más que aceptable, sin apenas ralentizaciones. Bravo. ¡Ah! Y el diseño de los mechas y vehículos tanto de Waffle como de las hermanas Pris, en los que prima al sombreado gouraud sobre las texturas, son absolutamente descacharrantes (atención al mecha del megáfono que pilota Alicia casi al final del juego), además de que algunas de sus rutinas de ataque usan efectos gráficos muy agradecidos (deformaciones, transparencias...). Luego, el modelado 3D de los personajes, aunque no es nada del otro jueves, tampoco está mal. Las secuencias de vídeo que nos van poniendo en situación a lo largo del juego, además de numerosas, son de una factura impecable. No sólo porque se nota la mano de auténticos profesionales del ramo (el diseño de personajes es de Nobuteru Yuuki, ahí es nada), sino porque su calidad de visionado es excelente en la mayor parte de los casos. Además, se combinan con secuencias CG bastante bien realizadas. En la parte negativa tenemos que es en los personajes donde vemos lo que no vimos en los escenarios: absentismo poligonal y texturas que parecen reírse de nosotros. Y eso que éstas son simples a matar. También observaremos que algunos de los movimientos de dichos personajes, si bien son resultones, no están demasiado bien hechos. Cuando Waffle va a pie, parece que patine. Además, algunos elementos en 2D, como las explosiones, no están a la altura. Una mala forma de estropear el aspecto más brillante del juego.
NOTA: 7.5
Música:
Las melodías que oiremos durante el juego están bastante bien, sin llegar a ser especialmente brillantes. Algunas partituras son bastante pegadizas y divertidas (la de Airleaf o la de nuestro abordaje al avión Archeonis), mientras que otras se nos harán más repetitivas que una sardina al ajoarriero (las minas de Felzen o la Base Secreta). La música de las secuencias animadas está mucho mejor, pero como no se oye apenas...
NOTA: 5
Sonido:
Si la música aprueba por los pelos, los efectos de sonido no lo tienen mucho mejor. Sólo el excelente doblaje de las secuencias animadas y los gritos de guerra de los personajes durante el juego suben la nota. De hecho, son los gritos de desesperación de Waffle cuando persigue a los gatitos acá y acullá, las risotadas de éstos, y los exabruptos que profieren las hermanas cuando atacan al prota en sus estrafalarios mechas (me quedo con el impagable "Waffuru bakaaaaa!!" que grita Alicia por el megáfono de uno de sus engendros mecánicos) lo que salvan a este apartado del aprobado justito, o incluso del cate. El resto de efectos: puf, pof, plok, pim, pam, pum... poco más. Se limitan a cumplir con el expediente. Por cierto, que tengo entendido que en las versiones NTSC del juego los diálogos de los personajes en las secuencias CG son hablados, mientras que en la PAL no hay voces que valgan. ¿Demasiado Moët Chandon, señores de Bandai Francia? Este apartado, definitivamente, hubiera merecido mucha más nota si lo hubieran cuidado un poco más.
NOTA: 6
Jugabilidad:
Estamos ante un juego de plataformas con algunos toques de RPG, y con un argumento que, sin ser nada del otro jueves (se supone que es un juego dirigido a un público infantil: quien quiera algo más elaborado, ya sabe dónde está el Metal Gear Solid), está bastante cuidado. Bien es cierto que unos personajes tan carismáticos y un planteamiento con cierta carga política e incluso racial podría haber dado mucho más juego, pero tampoco vamos a ponernos tiquismiquis. El control responde con inusual celeridad y es una verdadera delicia... si tenemos un mando analógico. Si intentamos usar el digital, con su revolucionario sistema de "L2-acelerador/L1-freno y marcha atrás", a los 5 minutos estaremos encaramados a alguna pared acordándonos de la madre de alguien. Podrían haber hecho un remedo a lo Gungage, que hubiera dado, a mi juicio, mejores resultados, a pesar del generoso ángulo de giro del robot. Eso, sí: si disponemos de un mando analógico, ya digo, disfrutaremos como enanos y tendremos un control de la situación casi perfecto. ¿Casi? Sí. ¿Dónde está el fallo? Pues donde está en el 90% de los juegos de plataformas en 3D: la cámara. Es estilo Tomb Raider, salvo en contadas ocasiones, en que enfocará a Waffle desde un punto fijo o desde el flanco; es decir, que veremos a nuestro héroe desde atrás la mayor parte del tiempo. O esa era la idea. Lo malo es que, a pesar de que es, hasta cierto punto, configurable (podemos darle tres ángulos: picado, normal y contrapicado, dependiendo de la situación, lo que es muy de agradecer), sus movimientos a menudo resultan demasiado erráticos, además de lentos. Esto se traduce en que, en determinadas situaciones, como en enfrentamientos contra jefes de nivel o en niveles especialmente conflictivos, tendremos un enfoque poco adecuado de la situación; enfoque que tardará demasiado tiempo en corregirse (eso, si tenemos suerte), lo que hará que a veces nos llevemos de ostias sin saber ni de dónde vienen. Aún así, jugar a Tail Concerto es, en general, todo un deleite. Eso sí: nuestra tarea durante la mayor parte del juego se limitará a cazar gatitos, procurando dispararles con nuestro cañón de burbujas para paralizarlos temporalmente (¿alguien ha dicho Bubble Bobble?) o para dañar los vehículos en los que irán subidos para hacernos la puñeta y lanzarnos bombas, que podremos recoger y arrojar a su jeta, en un acto de justicia poética. Esta mecánica, a la larga, y a pesar de que algún que otro nivel (Airleaf, la Base Secreta) nos dará un respiro en este sentido, se puede hacer algo repetitiva, pero es cuestión de tomárselo con calma. Quizá el único verdadero punto negro de Tail Concerto es que, salvo los dos últimos niveles, no es un juego que represente un gran reto, y cualquier jugador medianamente curtido tardará poco más de cinco horas en completar el juego, aún poniéndonos meticulosos y parándonos a recoger las fotografías (o sea, ilustraciones de los personajes) que hay esparcidas por los distintos escenarios, los cuales, salvo deshonrosas excepciones, podremos visitar siempre que nos venga en gana. Lo de las fotografías es todo un aliciente añadido... si uno es un friki como yo. Los menos frikis pasarán tres kilos. Con todo y con eso, y dejándome algunas cosas en el tintero, concluyo que Tail Concerto es una excelente opción de compra, además de ser una encantadora rareza para exhibir en nuestras vitrinas.
NOTA: 8
GLOBAL: 7.5
(La nota global no es una media)
Lo mejor:
-El carisma de sus personajes. Las hermanas Pris son, sencillamente, adorables.
-El control, sobretodo con el mando analógico.
-Algunos detalles gráficos son sobresalientes.
-Algunas voces del juego.
-Bastante material friki: secuencias de animación, ilustraciones...
Lo peor:
-Demasiado corto. Demasiado fácil... hasta las dos últimas fases, que son un infierno.
-El sonido, manifiestamente mejorable.
-Las pirulas que te hace la cámara a veces.
-En la secuencia de créditos ni se hace mención al staff japonés del juego. ¿Qué coño les pasa a estos franceses?