Hoy me he vuelto a levantar con poco ánimo. Hecho polvo.
Me pesan mis 30 años, me pesa no tener novia, no estar casado ni con hijos ni con hipoteca ni....
Me miro en el espejo y la piel suave se ha ido, sustituida por una piel fláccida y con síntomas claros de arrugas.
Me rebajo hasta el nivel al que juré jamás llegar, y me embadurno la cara de crema hidratante, seguida de crema con retinol para el contorno de ojos.
Bueno, qué le vamos a hacer.
Medio dormido, llego al trabajo. Trabajo que me hastía hasta lo más profundo de mi alma, produciéndome una sensación de vacío infinito.
Y de repente, de repente me digo basta, de repente me digo a la mierda y cojo la chaqueta... no, no he traído chaqueta, así que salgo por la puerta de la oficina con las manos vacías y ansiosas.
Hace sol y el día es azul y espléndido, así que me meto inmediatamente en el primer tugurio oscuro que encuentro, y empiezo a beber.
La bebida no me hace sentir mejor, pero sí me ayuda a mirar con deseo a la vieja puta sobrada de kilos y de todo que al entrar se sentó a mi lado.
Follamos en los lavabos del local, a la vista de todo el que entrara a lavarse las manos de pecados.
Salgo aturdido, y sintiéndome peor que antes.... con 30 años, bebido y pagando por una vieja zorra.
Debería hacer algo mejor, enderezar el rumbo... ¿ volver a ir a la Universidad ?
Estoy harto de estar en casa delante del ordenador, delante de la tele, delante de la consola... estoy harto de mis amigos camino del altar, de mis amigas y sus parejas... ¡ estoy hasta los huevos, joder !
Vuelvo a casa y me meto en la cama y vuelvo a salir; me meto en la ducha, me arreglo de nuevo un poco y vuelvo a la oficina.
Nadie dice nada, están tan muertos como yo.
Ojalá pudiera volver a empezar, volver a tener 18 ó 23 años, me da igual... volver a empezar.
Ahora es demasiado tarde, he malgastado mi vida.
No tengo cojones ni para acabar conmigo.
¡ Maldita sea !