Pero cuando compras un animal, si no eres tú el animal y tienes un mínimo de decencia, le pondrás el chip en el veterinario y lo inscribirás en el ayuntamiento, así que ese registro en un sistema informático ya existe.
Yo cogí al mío en verano, en agosto además. Le quiero más que a prácticamente todas las personas de mi alrededor, y con el resto simplemente está empatado en lo más alto.
Es una cuestión de sentido común y moral. Cuando no hay nadie pilotando ciertos cerebros ocurren abandonos. Yo nunca regalaría una mascota a un hijo si no estoy dispuesto yo, como padre, a cuidarlo como si el hijo no existiera. El comprar mascota para otra persona y pretender que a ti no te suponga un mínimo esfuerzo es lo que termina generando abandonos al más mínimo inconveniente, que por lo general es en verano.