Esfuerzo, sudor, límite, cansancio, constancia, sacrificio, ilusión, perseverancia. Eso todos los días del año durante horas. Es el trabajo de un atleta de élite, en este caso la actual campeona de españa en la modalidad de 800 metros lisos Jadilla Rahmouni. Como campeona de españa de atletismo debería ganar acorde con su estatus de gran figura. No intentando llegar hasta los millones de euros que gana un deportista de un equipo grande del fútbol español pero sí pudiendo tener una contraprestación económica acorde a la calidad que desprende dentro de una pista de atletismo. Pues bien la situación real dista mucho de ser no digo ya idílica, sino satisfactoria.
Rahmouni afirma en la revista "Cada vez hay menos ayudas. La situación es delicada, han bajado considerablemente las cuantías de las becas, los premios, los fijos... se malvive en comparación con otros deportes". Insiste en su reivindicación "Yo me tengo que pagar mis viajes para ir a los 'meetings' internacionales, aunque tengo la suerte de tener beca de mi club y dos patrocinadores que me ayudan con material y productos". El fútbol lo acapara todo y se habla de una forma agotadora "de cualquier cosa de los futbolistas que de los triunfos de nuestros deportistas". "Si un atleta queda campeón de Europa o del mundo, es muy difícil verle en portadas de periódicos nacionales. ¡Es vergonzoso!". La campeona española de 800 metros lisos acaba afirmando "El atletismo solo da para malvivir".
Pobre, acaba de percatarse de lo injusto que es este mundo. Nadie le puede quitar al atletismo su situación como deporte de masas, ahí están las Olimpiadas para dar buena cuenta de ello. Pero en la sociedad capitalista se cobra lo que se genera y no siempre el intercambio obedece a dictados estrictos de justicia social. Parece que la atleta tiene claro que por medio de la popularidad este deporte nunca podrá competir con el fútbol en este país y sus alegatos miran más al estado para buscar cobijo y comprensión gubernamental. Las ayudas han mermado drásticamente, habría que preguntarse dónde no lo han hecho. Si bien cualquier mujer siempre tendrá interviú y empresas del tipo para ganarse un dinero bien merecido, como quien miente una vez, qué más da. Por ser la mejor atleta en su competición cobra una miseria, por enseñar las tetas mucho dinero. De paso hacemos la queja formal, denunciamos la tristeza de hacerse popular de esta forma y volvemos a casa con la hucha llena para seguir viviendo. Convertidos en un ejemplo de mercantilismo en vez de un ejemplo de disciplina para obtener unas metas vitales, que nunca debimos dejar de ser aún cobrando bastante menos. Pero claro con la virtud no se come.
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Editado por gejorsnake. Razón: términos y condiciones de uso