Los detendrán, y al día siguiente, en la calle, sin fianza y pendientes de juicio. Luego llegará el día del juicio, y ¡oh sorpresa! no aparecerán.
Detener y mandar a la cárcel a la gente es de fascistas y de nazis. Y España no es así. Somos un país bueno, solidario y sabemos dar segundas, terceras y decimoquintas oportunidades a la pobre gente que, viviendo en una extrema situación de probreza se ven abocadas, por culpa del capitalismo, a atracar una joyería para poder dar de comer a sus hijos.
La culpa es nuestra.