Importantes fuentes como el
Wall Street Journal y
CNN han publicado sendas noticias acerca de un cambio de postura del gobierno chino con respecto a la fabricación y venta de consolas en el país la pasada semana, en la línea de lo que
ya publicamos a principios de este año sobre la eliminación de las restricciones impuestas en el año 2000.
Una relación rota
La prohibición de la venta de consolas extranjeras y sus videojuegos a principios de siglo (oficialmente por los posibles efectos perniciosos que tuviesen sobre la juventud) supuso un factor determinante en las costumbres de los jugadores. Al "perderse" dos generaciones de particular éxito y popularización del medio, la mayoría de los aficionados chinos tuvieron que desplazar sus intereses lúdicos hacia el juego en PCs (donde la omnipresencia de la distribución de copias ilegales supone una amplia disponibilidad de títulos además de un desembolso muy bajo), los juegos estrictamente
online y, más recientemente, hacia las plataformas móviles.
Invictus Gaming, una muestra de la dedicación de los jugadores chinos De todas formas, los interesados en adquirir consolas en la anterior generación no tenían tampoco demasiados problemas para hacerlo (al menos en las grandes ciudades), dado que un floreciente mercado
gris y una aplicación laxa de la normativa oficial propiciaba su venta en grandes superficies, además de en los portales
online como el equivalente chino a Ebay, TaoBao. Los videojuegos en sí resultaban algo más difíciles de conseguir, dado que la no trivial distribución de copias no autorizadas se sumaba a la ausencia de canales oficiales para poner las cosas más complicadas a los posibles compradores.
La lenta reconciliación
El año pasado se inició un proceso de cambio de la postura gubernamental que
permitía a los tres fabricantes principales la entrada oficial en el país, a través de un proyecto piloto en Shanghai. El software, no obstante, seguía sujeto a la supervisión minuciosa de un comité de aprobación que supuso el debut de la nueva generación de consolas con una paupérrima librería, y sin visos de que la situación pudiese mejorar muy rápidamente.
Sony y
Microsoft fueron obligadas a comenzar su proceso de distribución bajo el amparo de sendas empresas chinas que, para terminar de complicar la extraña situación, se fusionaron a finales de año.
Aunque sí hubo colas en los lanzamientos de One y PS4, la escena dista mucho de la de otros mercados La baja disponibilidad de juegos (a principios de este mes el número total de títulos aprobados era de 31, con tan sólo otros 20 candidatos en espera de respuesta), el alto precio oficial de las consolas (gravadas como productos extranjeros incluso en los casos en que se fabriquen localmente) y el comparativamente bajo interés de los jugadores chinos en estas plataformas han conducido a unas
cifras de proyección de ventas combinadas de PS4 y Xbox One para 2015 de tan sólo 550.000 unidades (frente a los 54 millones previstos a nivel mundial). Esto hace que la cifra citada en muchos medios de los 22.200 millones de dólares estimados para el "mercado de juego" del país pueda conducir a una impresión errónea respecto al efecto de estos cambios.
Las tímidas declaraciones de un representante de Sony ("grandes noticias para nosotros") y otro de Nintendo ("seguiremos investigando el mercado chino") parecen sin embargo las apropiadas para una noticia que no hace referencia a cambios en la política de revisión de contenido, sobre la cual la última declaración publicada prometía agilizar el proceso para llegar a los 100 títulos aprobados por año en 2017.