danitxu escribió:Cuenta, cuenta....
Jeje, cotillas...
Bueno, se puede contar porque esto pasó hace un montón de años.
Eran los tiempos en los que el etarra Henri Parot acababa de ser detenido trasladando un vehículo con cientos de kilos de explosivos que iban a ser colocados en la comisaría de policía de la plaza de la Gavidia.
Estos chicos (17-18 años) estaban deseosos de ligar, pero no se comían una rosca. Un día conocen a un grupito de chicas, que estudiaban en un colegio cercano a dicha comisaría.
Salen varios días con ellas, pero parece que algo no va bien, algunas se muestran reticentes a seguir saliendo con ellos porque algunos de los elementos de la pandilla no les caían demasiado bien. Así que ellos quieren saber qué piensan ellas.
El plan era retorcido a más no poder. Buscaron un amigo (lo llamaremos Roberto) al que ellas no habían visto nunca, que tenía una bicicleta. En la bicicleta colocaron una grabadora. Las esperaron escondidos en los alrededores de la plaza donde ellas iban a comerse el bocadillo todos los días. Roberto se acercó al banco donde las chicas estaban sentadas, dejó la bicicleta, puso la grabadora en marcha y se sentó en otro banco.
Luego uno de los chicos, al que llamaremos Alfredo, pasó por delante de las niñas "casualmente", las saludó y se alejó. La idea era que cuando él pasara provocara que ellas se pusieran a hablar de los chicos. Y funcionó...
A los tres cuartos de hora, Roberto se acercó a darle la vuelta a la cinta
En todo este tiempo, los chicos estuvieron dando vueltas escondidos por allí. Hubo uno que incluso iba con peluca. Dar vueltas con esa pinta alrededor de una comisaría amenazada por ETA no era muy bueno para la salud, de hecho los policías se pusieron bastante tensos.
Por la tarde se reunieron para escuchar la conversación. Aquello fue impresionante: les dieron un repaso uno por uno, los pusieron a caldo, no se escapó ni uno.
Como experimento sociológico estuvo realmente divertido
.
Venga, y ahora decidme que estos tíos no fueron malos y retorcidos.