A ver, la herencia se divide en tres terceras partes IGUALES.
- El primer tercio, la legítima, se divide en partes iguales entre los herederos legítimos. Si hay hijos, estos son los únicos legítimos, así que ese tercio va a parar ÍNTEGRAMENTE a ellos, y no puede recibir uno más que otro.
- El segundo tercio, de mejora, se divide entre los herederos legítimos pero A DISCRECIÓN del testamentario. Si hay hijos, el fallecido divide este tercio entre ellos como estime oportuno (puede darle todo este tercio a su hijo favorito, o dividirlo a partes iguales, o 50% a uno y 25% a los otros dos... como prefiera).
- El tercer tercio, de libre disposición, se reparte libremente por el testamentario para cualquier persona, institución, fin, etc. Vamos, que con ese tercio puede hacer lo que quiera (incluido repartirlo entre sus hijos, si quisiera).
Cualquier otra distribución es nula y puede ser impugnada por cualquiera de los herederos que se consideren perjudicados.
Aunque existe legalmente la posibilidad de desheredar a alguien, esto no se puede hacer en el testamento, si no de forma judicial y, obviamente, con el futuro cadáver aún vivo.
Por cierto, me extraña mucho que el notario se haya prestado a esto. Bien es cierto que el trabajo del notario es dar fe, no preocuparse de lo legal que sea o no de lo que da fe, pero en este caso es algo tan contrario a la ley que no tiene sentido hacerlo (bueno, en realidad el notario puede dar fe que es deseo de la abuela el dejar todos sus bienes a su nieta; otra cosa es que ese deseo tenga que ser aceptado por los herederos legítimos).