Sabía que Netflix, había colgado ésta serie el 12 de diciembre del año pasado, pero hasta ayer, no me dió por darle una oportunidad.
Y la verdad es que no me arrepiento. Ya llevo 3 capítulos y no paro de descojonarme.
La idea de que 3 típos duros de la Yakuza, sean obligados a realizarse un cambio de sexo y convertirse en Idols, es tan absurda cómo divertida. Y sirve cómo crítica de ambos mundos (por ejemplo, lo de forzarlos a cantar bajo cascadas de agua, también se lo hacen a las Idols reales, así cómo otras burradas, cómo prohibirles enamorarse, por contrato).
Debo comentar, que el doblaje me está gustando mucho. Un reparto más variado, sin las voces de siempre y una traducción muy localizada. Me causa mucha gracia, escuchar tacos con voces tan "monas".
El mes pasado, se estrenó la peli Live action en Japón. Supongo que Netflix lo licenciará también.