Huyo de las barras repletas de encantadoras señoritas prácticamente en lencería que llevan el abrechapas sujeto a la goma del tanga. Supongo que si fuese una fémina huiría de sus análogos masculinos.
Si tengo una barra cerca y otra lejos y sé que quien está en la más alejada no es un mentecato sirviendo, elijo la alejada sin duda.
Cuando voy a un sitio a tomar copas me gusta que el que me da de beber tenga un mínimo de idea y, dentro de unos márgenes, me "manufacture" lo que me voy a endilgar al gaznate o, al menos, no parezca un robot que
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[*]Coge vaso
[*]Juega a "A que soy capaz de meter un hielo más dentro"
[*]Junta ingredientes, da igual cuáles sean, su orden y su concierto
[*]Pone una rodaja de fruta, da igual cuál y a qué acompañe porque "sólo es de adorno"
[*]Cobra y, si tienes suerte, antes te lo revuelve
[*]Vuelta al comienzo del ciclo.
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La rapidez también es un factor importante. Da gusto ver a ciertos profesionales de la camarería, que no hacen ni un movimiento inútil, aunque a estos no te los sueles encontrar en discotecas/pubs, claro.
En la votación he optado por "Buen trato", aunque yo esto no lo entiendo casi nunca por "beber gratis" (cosa que no quita que si se te pagan una ronda no quede de puta madre y se agradezca), sino por tener "cierta complicidad", no sé cómo explicarlo.
Lo ideal: ese toque de complicidad con el cliente, agilidad en los momentos críticos y un mínimo de profesionalidad.
Ese conjunto de cosas vende más cubatas que cualquier colección de bikinis, al menos en mi caso (me gustaría creer que en la mayoría, pero la tendencia actual hace que me cueste creerlo).
Saludos.