Hace algunos meses Jan Koum, cofundador y máximo responsable de WhatsApp,
abandonó la aplicación de mensajería por sus discordancias con las políticas de privacidad de Facebook. Antes que él ya se había marchado su amigo Brian Acton, que mantuvo el más absoluto silencio sobre su marcha hasta que inició la campaña #deletefacebook tras estallar el
escándalo de Cambridge Analytica. Desde entonces no había concedido ninguna entrevista.
Ahora, la revista
Forbes ha publicado un extenso artículo en el que Acton se explaya sobre los motivos de su salida de WhatsApp, el coste económico de su decisión y su visión de Facebook.
Presiones para rentabilizar WhatsApp lo antes posibleEl matrimonio entre Facebook y WhatsApp no tenía mucho sentido, recuerda Acton, pero dada la cuantía de la operación (con un monto de 22.000 millones de dólares entre dinero en efectivo y acciones), la consideraron una oferta que no podían rechazar. Facebook vivía de la publicidad y WhatsApp no quería saber nada de ella, por lo que en el contrato de venta incluyeron una serie de cláusulas. La más saliente otorgaba a Acton y Koum la totalidad de sus acciones si Facebook "implementaba iniciativas de monetización" sin su consentimiento.
De acuerdo con Acton, inicialmente Zuckerberg no se opuso al cifrado de datos de WhatsApp ni mostró mucho interés inicial en el asunto publicitario. Esto cambió cuando durante una reunión Facebook dejó claras sus expectativas de ingresos y beneficios para WhatsApp. Para alcanzarlas solo era posible introducir publicidad.
Frente a este modelo de negocio detestado por Acton (que ya se había hecho millonario tras ser uno de los primeros empleados de Yahoo y abandonó su antiguo puesto en el portal en respuesta a sus políticas de publicidad), se propusieron una serie de alternativas como cobrar un céntimo cada vez que se superaba una cantidad de mensajes gratis o introducir herramientas para que las empresas pudieran usar WhatsApp para contactar con sus clientes y realizar ventas, pero sin contemplar
publicidad ni minado de datos. Facebook no lo tenía tan claro.
El choque de trenes era inevitable. Finalmente un día Zuckerberg le llamó a su oficina, donde le estaba esperando con un abogado. Las cosas iban a ser como decía Facebook y no había hueco ni tiempo para opiniones contrarias. En lugar de llamar a su propio abogado o esperar a que concluyera su cláusula para recibir la totalidad de las acciones de Facebook que le correspondían, Acton determinó que había llegado el momento de irse.
Facebook maniobró a espaldas de WhastApp para cruzar datosEsta decisión, posiblemente la decisión moral más cara de la historia según Forbes, terminó costándole 850 millones de dólares si se considera el valor actual de Facebook. Acton sabía lo que se estaba haciendo. En el momento de abandonar la compañía tomó una captura de pantalla de la cotización de Facebook en su teléfono móvil para recordar el momento.
A pesar de estos choques, Acton evita convertir el asunto en algo personal. "Son gente de negocios, son buena gente de negocios. Simplemente representan una serie de prácticas empresariales, principios y conductas y políticas con los que no concuerdo necesariamente", afirma en la entrevista. Pero no siempre logra mantener esa distancia.
En su momento Acton recibió el encargo de declarar ante las autoridades europeas que Facebook no podía cruzar fácilmente los datos de los usuarios de WhatsApp, facilitando así la adquisición. Lo que Acton no sabía es que Facebook estaba trabajando a sus espaldas en las herramientas para hacerlo posible, asociando una cadena de 128 bits a cada teléfono y asociando los números de teléfono indicados en las cuentas de Facebook con los de WhatsApp. Después llegarían las
sanciones. "Solo recordarlo me enfurece", asevera Acton.
Actualmente Acton está totalmente alejado de WhatsApp y Facebook. La beneficencia y la aplicación de mensajería segura
Signal centran su atención. A diferencia de Koum, que según varios testimonios se quedó en WhatsApp prácticamente de brazos cruzados hasta poder cobrar todas sus acciones y se marchó tan pronto como le fue posible, Acton abandonó la compañía asumiendo que dejaría de ganar cientos de millones de dólares. Pese a ello, no es precisamente indulgente consigo mismo. "Al final vendí mi compañía. Soy un vendido. Lo reconozco", apostilla.
Fuente: Forbes