Es que los golpes de calor son lo peor de lo peor.
Lo mío fue gilipollismo. Me senté a leer y se me fue el santo al cielo, el muerto al hoyo y el vivo al bollo. Cuando me di cuenta me había leído 100 páginas y tenía las piernas quemadas. Empanada total, pero ya mejor, no ha sido tan peor como pensaba ayer.