Supongo que en ciudades grandes con millones de habitantes como Madrid o BCN esta iniciativa puede funcionar, pero en sitios pequeños como Galicia, no lo tengo claro, porque por muy pobre que sea una persona, está la dignidad personal, y no me imagino a personas que viven con pensiones muy bajas (gran cantidad de jubilados) entrando en un bar donde les conocen de hace mucho tiempo, a pedir un café de estos. Por una cuestión de orgullo, de dignidad personal, preferirán quedarse sin él.
En Galicia tendemos a ser muy orgullosos. "Aquí no se pide, se emigra" dejó dicho Castelao.