Si hablamos de seguridad, no sólo hay que considerar la cerradura, sino también las bisagras.
Entre cerrajeros y carpinteros suele contarse la historia de una puerta que fue abierta haciendo palanca sobre las bisagras, sin tocar para nada la cerradura. Una vez perpretado el robo, los ladrones le dejaron una nota al propietario que decía: "La cerradura, cojonuda; las bisagras, una mierda"