Me recuerda al Ministro del Interior, que se le apareció la Virgen y la religión católica en Las Vegas, Nevada. Tras posiblemente meterse de todo, follarse a todo lo que podía con dinero y gastarse quintales de dinero en los Casinos. Luego le vendría la depresión al sentirse un grano de arena en la inmensidad del Cosmos y allí apareció un halo de luz que le dirigió hacia la Iglesia más cercana para limpiar su alma impura.
Pero estos son iluminatis guays. Este ha empezado con el Tantra y el Yoga, mientras la gente humilde busca entre las basuras y tiene que dormir entre cartones si le pega el cuarto de hora y quiere dejar su anterior vida atrás. Este es de los posibles, de la gente con pasta, que se ha esnifado hasta la tiza de la pizarra y ha follado en los mejores burdeles. Que ha vivido a tope, robando a tope para su propio beneficio y que después busca la redención en gilipolleces místicas y viajes caros a culturas asiáticas, mientras duerme en hoteles de cinco estrellas donde pide lo más caro para cenar.
Así también todos nos volvemos místicos. Con dinero en paraísos fiscales y la fortuna robada en tarjeta de crédito ilimitada. Qué bien viven quienes deciden corromperse para que después el cura los perdone y la cartera llena de billetes los sustente.