CANCIÓN DE VOCES AFÓNICAS
Tocar sin sonido es frustrante,
es como ir al volante
de un carruaje de sueños
en blanco y negro.
Tocar sin un cable
que te enchufe a la corriente
es, evidentemente,
como aporrear un cuenco.
Golpear la pared de poliexpán
y decir "¡hago música!",
cuando verdaderamente
te conviertes en preso corriente
de una artrosis filarmónica.
Hoy día todo el mundo hace música,
hoy día todo el mundo toca un instrumento
cuando quizás solo sopla al viento
o quizás toca sin miramientos
una batería con baquetas de cemento.
No porque tal o cual
tenga su vida encaminada
en una partitura ordenada
significa que toque algo normal.
Quizás tú, que vives en un pentagrama
sólo haces de tí un amalgama
de negras, blancas, corcheas,
silencios y compases de un ritmo fatal.
Quizás tú, Beethoven de lo correcto
vives en un librillo infecto,
hablando de un ritmo perfecto
y aporreando el poliexpán.
Así pues, te frustras, pues tocas,
pero sin sonido...
Dices que vives
mas nada has vivido,
montado en tu carruaje
correctamente descolorido,
alienado, remilgado, descosido
del hilo de una música que podrías haber oído...
Por eso, mi música y yo vivimos al margen
de esos pentagramas que a muchos
en títeres os han convertido.
Canción de voces afónicas escuchas,
por algo sin sentido luchas
despreciando los ritmos que te han ofrecido.