Finalmente ayer no pude postear pero aquí está un nuevo capítulo.
CAPITULO 16
Esa noche había sido la más fría en mucho tiempo en el valle de la luz.
Daniel se despertó temprano, cuando aún estaba amaneciendo. Jesré–aser se encontraba fuera de la casa. Abrigado con unas pieles de oso observaba el amanecer, la lluvia había cesado. Daniel se puso las botas y el gorro, tras lo que salió de la casa. El amanecer era de una gran belleza, los primeros rayos de sol iluminaban ya algunas partes del valle; Daniel observó en dirección a Somper, en la zona mas baja del valle. No estaba tan lejos de allí pero ya le parecía que había recorrido una gran distancia.
- Mañana fría ¿verdad? –opinó Jesré–aser.
- Sí.
- Puede que haya nieve en el paso del Endter, habrá que andarse con cuidado –dijo Jesré–aser, tras lo que se dirigió a la casa.
Daniel permaneció allí durante dos minutos más, observando como la luz del sol iluminaba paulatinamente el valle. «El valle de la luz» se dijo a sí mismo.
Jesré–aser y Daniel desayunaron y salieron de la casa. Daniel había rellenado su provisión de alimentos con algunas cosas que Jesré–aser le había dado. Ambos se adentraron en el bosque y anduvieron por largo rato entre los árboles, hongos y demás plantas que se encontraban allí. También vieron algunos ciervos, zorros y ardillas. El camino poco a poco se fue haciendo más estrecho, la espesura en el bosque aumentaba conforme ganaban en altitud. El último tramo se encontraba nevado.
- Camina con cuidado –aconsejó Jesré–aser a Daniel.
A Daniel le recordaba las excursiones que a menudo había hecho, en muchas ocasiones a cimas nevadas; solo que esta vez el ocio no cabía en el viaje.
Después de varias horas andando sobre la nieve llegaron al paso de montaña del Endter. Se encontraban algo más arriba de la mitad del Endter y el camino transcurría estrecho. Allí, entre dos grandes pilares de piedra, en el punto más alto del camino, que a partir de ahí bajaba de nuevo, terminaba el valle de la luz.
- Ten cuidado hijo y sobre todo, nunca molestes innecesariamente a los seres que habitan en la tierra, agua y cielo.
- Gracias por todo Jesré–aser, espero poder volver y contarte todo lo que vea –dijo Daniel mientras se armaba de valor y reanudaba el camino–. Jesré–aser contempló como Daniel bajaba por el camino helado. Aunque no conocía la verdadera razón por la que Daniel hacía eso se convenció de que era un joven de ideales, que era capaz de hacer muchos sacrificios por los demás. Tras lo que se dio la vuelta y se dirigió por el camino hacia su cabaña.
Daniel llegó a un pequeño claro en donde pudo divisar el paisaje hacia donde se dirigía. Pudo ver que el bosque se extendía por una larga distancia tras lo cual parecía verse una zona rocosa, quizás desértica. Un sentimiento de soledad e indefensión le vino a la mente. Estaba solo en un sitio que ni conocía, ni tampoco tenía mapas ni nociones de donde se encontraba ni de que rumbo coger. Finalmente decidió que pensar demasiado sobre eso no le ayudaría y retomó el camino.
Varias horas de camino después el Endter había quedado ya atrás y el terreno era mas bien llano, el bosque ya no era tan espeso pero la majestuosidad de los árboles y sus troncos elevándose hacia las alturas seguía presente.
Daniel llegó hasta un claro en el que había un pequeño estanque, la luz del sol iluminaba el agua. Varias mariposas revoloteaban alrededor del estanque, había también una pequeña ardilla en el extremo opuesto a donde se encontraba Daniel que saciaba su sed de esa agua cristalina. Una mariposa se cayó al agua; al ver que se ahogaba Daniel se acercó al estanque; la ardilla trepó rápidamente a un árbol. Daniel se agachó y cogió a la mariposa, la sacó del estanque y la depositó con cuidado en suelo, junto a él y donde le pudiera dar el sol. Contempló como después de una aparente inactividad la mariposa comenzó a mover lentamente sus alas. Daniel se alegró mucho de haberle salvado la vida; siempre le había producido tristeza la muerte de cualquier ser vivo ya fuera persona, animal o planta.
La mariposa comenzó a mover enérgicamente las alas y emprendió el vuelo; Daniel la observaba admirando su belleza, tenía un color blanco y rosado en ciertas partes, colores brillantes que resplandecían brillantemente más aún con la luz del sol.
La mariposa siguió subiendo y subiendo, Daniel la seguía con la mirada. De repente una gran luz tiró al suelo a Daniel. La luz era de un color blanco inmaculado y tenía tanta fuerza que Daniel era incapaz de levantarse ni tan siquiera de mirarla directamente, se tenía que tapar los ojos con una mano mientras que instintivamente desenvainó la espada con la otra.
- No temas –le dijo una voz de mujer suave como un susurro, una voz en la que no cabía el no querer escucharla porque el simple sonido de las letras era como música de harpas cuidadosamente ensayada.
Eso tranquilizó poco a Daniel quien, cegado por la luz seguía sobre el suelo sin poder levantarse. La intensidad de la luz fue disminuyendo poco a poco y Daniel comenzó a distinguir una figura, parecía un cuerpo de mujer que además contaba con alas.
¡Era un hada! Sí, uno de esos seres mitológicos en los que pocos creían estaba ahí frente a él. Daniel se llenó de temor y a pesar de que la intensidad de la luz había disminuido no se atrevía a levantarse. Daniel se puso de rodillas y con las manos en tierra levantó la mirada hacia el hada, comenzó a sentir palabras en su cabeza.
Wx frudarq hv sxur b wx dopd exhqd. Do ljxdo txh prvwudvwhv plvhulfrugld d xq vhu pdv shtxhñr, plvhulfrugld wh vhud prvwudgd
(Tu corazón es puro y tu alma buena. Al igual que mostraste misericordia a un ser más pequeño, misericordia te será mostrada)
Tras eso un nuevo haz de luz, deslumbró a Daniel y, cuando cesó el resplandor el hada había desaparecido. Daniel estaba sobrecogido por lo ocurrido; se planteaba si en realidad había ocurrido eso o si su mente le estaba jugando malas pasadas. Concluyó que tenía que haber ocurrido, ya que en caso contrario no hubiera sido tan real. Daniel reemprendió el camino y anduvo por otro largo rato, tras lo que se detuvo en una parte del bosque que estaba especialmente oscura.