Carta a un Enemigo (ninguno de vosotros, se entiende)

Hola! Aunque creo que ni siquiera debería escribirlo, ya que la sensación que me produces no es en ningún caso de agrado ni simpatía, sino es de una apatía ó indiferencia abismante que ni siquiera puedo verla y mucho menos sentir algo por tí. Bueno, esta carta va dirigida a que...pero para qué nos hacemos los tontos? Yo voy a hablar con absoluta franqueza, la que no tuviste conmigo ni de asomo, tío! Acaso no te bastó con todas las idioteces que me decías cada vez que llegaba a sentarme a la silla de nuestra sala? Ya sé que eso es lo único que te puede llegar a salir de esa cabeza pegada a un cuello porque cada una de tus frases eran sin explicación, era como si un vacío inundara aquel lugar en donde debería reinar como una gran soberana la palabra. Al principio y hasta ahora dejé que ellas se salieran de mi alma, tan vanas y tan impuras que mi cuerpo las limpiaba cual producto lava ropas se tratase; y es que no me dejaste tranquilo hasta salir de ahí y conste que te lo avisé muchas veces! Ay, la idiotez hasta donde puede llegar? Contigo ya sé que no tiene límites y ya sé que por tí estamos como estamos a veces... pero bueno, qué entendéis vosotros que sois un desadaptado social que embrujaste a la mujer menos capaz de las que había ahí, te llevaste a una mujer del peso de una roca como alma y que sólo sabe salir, como si en eso se acabase la vida, en un sólo segundo todo lo que ella era se resume en eso, nada más, y disculpa si te lo digo, pero es un periódico: ya se ha reciclado varias veces, y eso lo sabes muy bien. Dios! como casi me anulas y me haces sentir como un vulgar papel que se tira y no se usa... y pensar que creí que encontré a un amigo y encontré como Cristo en los arbustos al mismísimo demonio, pero no caí en tu trampa, que no era otra cosa que tu alma (si es que tienes una, claro) que estaba confundida y enrevesada con tantas cosas que intentaste dar cabida adentro de forma fisica, porque de leer algo no serías capaz de entender quién eres tú ni que haces aquí, tu mente es como una protección: algo inútil y que es fácilmente pasable y olvidable, ni más ni menos. AH! Te he visto tratando de que pase algo en tu vida en las calles de la gran ciudad, la que no te acoge ni lo hará, no te necesita, pero tu madre sí, y la enredaste en tus fauces y la integraste a tu circo de la no razón, la dejaste neuras, y todo por no decirle nunca la verdad, esa que duele pero se necesita para sacar una cuerda que te saque del pozo en el que caes ya sin remedio...La vida, esa que desprecias al estar de saco de patatas ahí en el suelo tratando de aliviar tu otro estado de la no claridad ni cordura al ingerir drogas como si quisieras impresionar a gaia para que pudieses volver a entrar a la realidad, esa te dice que no, que ya no hay caso, lo que se hace no tiene vuelta atrás y es como un Cd que grabaste mal: no puedes deshacerlo verdad? Y eso es lo que más te duele, o me equivoco, eh? No lo creeís, así como tampoco quisiste salir adelante cuando estuviste en el estado de un ave de compañía en una casa, no es cierto? Imaginas como estoy ahora? Nada más que decir que me la paso de lujo con mi esposa, mi mejor amiga y acompañante en el trayecto que camino por el sendero de mi libertad, ella sabe de ésto y está de acuerdo con mandarte esta carta, y sí, soy feliz con ella y conmigo mismo, ya he terminado de hacer lo que quiero con el alma, mi carrera, que es lo otro que me interesa, yo sobreviví a tí, ave de mal destino, porque me hice fuerte y sobreviví a tu maldad extrema por mi espíritu de guerrero, mi espada me protege contra todos los que son como tú, y digo que nunca más. Ahora me despido, pero quiero decirte algo más: al final quién ganó, eh...? y hasta NUNCA!
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PD: esto es un extracto de algo que quiero empezar, y esta es su iniciación, son cartas dirigidas a un alguien inespecífico, pero que todos hemos tenido alguna vez...