Carta de Presentación

— No te corras todavía — me dice mientras clava sus uñas en mi espalda.
Mantengo la vista fija en el cabecero de la cama y la mente en blanco mientras dibujo las abstractas figuras talladas en la madera.

Tengo los brazos hechos mierda. La verdad es que no recordaba que follar cansase tanto.
Empujo entre jadeos.

¿Qué si está buena? La verdad es que no puedo quejarme: pelirroja de metro setenta, labios finos y sensuales y una mirada de gatita que podría hacer que un cura se empalmase. Tiene las tetas bastante pequeñas pero están donde deben estar.
Siento defraudarte si esperabas que resolviese tus dudas acerca de su vello púbico, la verdad es que ha sido la primera vez que un rasurado total me ha dejado un poco frío.

Aunque católico, no soy un hombre demasiado dado a las creencias religiosas; y puedes llamarme loco, pero creo que la estampita de Nuestra Señora de la Merced que hay sobre la mesilla me observa y finjo un torpe movimiento para darle la vuelta.

Que soy un poco imbécil lo ibas a ir descubriendo poco a poco, pero la verdad es que no tenía en mente dejártelo entrever tan pronto.

Es curioso cómo las cosas pueden dar un giro inesperado en un abrir y cerrar de ojos.

Ella grita y no, no es de placer.
Creo que es mejor que no te diga lo que sale de su boca; lo que antes ha entrado te lo puedes imaginar.

Hay días que te levantas más creativo de lo habitual pero la verdad es que hoy no tenía pensado cambiar el estampado de las sábanas; además parece que a ella le molestan los topos rojos.
Desde su delgada ceja a su respingona nariz baja un pequeño hilo de sangre. Ahora mismo preferiría a Nuestra Señora con la vista fija sobre mi sudoroso pecho a lo que se cuece entre estos dos cuerpos empapados.

Quizás le haya dado un realismo excesivo a mi torpeza pero es que cuando algo se te da realmente bien, hay que dejárselo ver al mundo.

¿Que qué ha sido ese ruido? No sé si lo preguntas por los cuatro dedos que llevo señalados en la mejilla o por el portazo que ha dado al salir.

Todavía no nos conocemos mucho pero debes ser una persona algo perturbada si todavía sigues en una habitación que apesta a sudor en la que hay un hombre con un condón a medio poner sobre una cama llena de sangre.

Por cierto, no me he presentado.
Me llamo Brian.

Te diría que no me mires mientras me pongo algo de ropa pero dudo que le des demasiada importancia; visto lo visto.
Como puedes ver odio los slips, se te meten entre los cachetes del culo a la que das un movimiento en falso y no, por mucho que digan las mujeres, los tangas no son cómodos.
Podría disertar durante mucho rato sobre tangas y ropa interior en general pero creo que no te interesa; así que vamos a dejarlo para otra ocasión.

¿Tienes hambre?

No te compadezcas, no es que no tenga dinero o que me haya quedado encerrado en casa durante un mes; la verdad es que soy un poco vago, de ahí que la nevera esté tan vacía.

No es que quiera justificarme por todo lo que hago pero es que me miras como si fuese un bicho raro. Es viernes, todavía no ha salido del todo el sol, pero no, no es demasiado pronto para beber.

¿Qué haces ahí pasmado? Ábrete una birra y siéntate que voy a contarte cómo conocí a Silvia.

Todo empezó hace unas cuantas horas, no me preguntes cuántas porque te mentiría. Eso no es propio de mí.

Los dos llevábamos unas cuantas copas de más encima; Me va el Jack Daniels, por si quieres invitarme a algo otro día.
Estábamos en un garito que está a tres o cuatro manzanas de aquí, el nombre es irrelevante.

Te preguntarás qué coño hago saliendo un jueves por la noche. No soy universitario por si te lo preguntabas pero ten paciencia, todo a su debido momento.

Como te decía llevábamos unas copas de más cuando nos vimos. No fue un flechazo a primera vista, no vamos a engañarnos. Escribía o por lo menos lo hacía ver un mensaje en su móvil cuando decidí acercarme cual moscardón hacia el lado de la barra en el que estaba sentada.

— ¿Qué bebes? — Le pregunté ignorando los dos botellines de tónica que había a su lado y aquel olor a ginebra que echaba hacia atrás.
Con un gesto de muñeca pidió la siguiente ronda al camarero.
— A ésta invitas tú — Respondió.

¿Acabas de sonreír? Sé que está de moda hablar sobre el pagafantismo pero la verdad es que anoche me compensaba más meterla en caliente que calentarme la cabeza con tonterías. Deberíamos ver cómo te comportas cuando llevas más de cuatro meses sin follar.
¿Por dónde íbamos?
Mmm... No lo he :?
O no lo has... :?
DeFT escribió:Mmm... No lo he :?
O no lo has... :?

No te entiendo, de veras.
De eso se trata, que no lo he entendido bien.
O es que no te has expresado bien.
DeFT escribió:De eso se trata, que no lo he entendido bien.
O es que no te has expresado bien.

El qué, ¿el porqué de la sangre?
Si es por eso, se la hace de un golpe al girar la estampa, de ahí la justificación
Quizás le haya dado un realismo excesivo a mi torpeza pero es que cuando algo se te da realmente bien, hay que dejárselo ver al mundo.

Edit: todo aclarado xDDDDD

EDIT 2:Añado un trozo
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