Con motivo de un certamen anual, he inspirado por mis experiencias me anime a escribir este pequeño texto, nacido de mis recuerdos sin un objetico claro, solo el deseo de plasmar este sentimiento. Es dificil ganar por que el nivel es muy alto. Pero bueno, al menos lo he escrito.
Las palabras se quedaron en eso.. palabras... no creí estar vivo, no creí poder amar hasta ese día, ese día del que tanto he recordado y tanto he olvidado. Ese día en que te conocí y nuestros destinos, para desgracia o dicha quedaron sellados.
Te amé, te amé por segunda vez pues ya te había amado en sueños. Quise darlo todo por tí pero el miedo me lo impedía, el miedo a no ser capaz, el miedo a no merecerte. El miedo irracional a lo inesperado.
Cuando compartimos aquellos momentos de alegría supe que el amor existía. Entendí a Bécquer, comprendí a Shakespeare, pero paradójicamente me descubrí a mí mismo. Porque fue entre tus brazos donde renací como hombre.
Entraste en mi mente y te alojaste de tal forma que jamás podré olvidarte. Arrancaste mis pudores con aquel beso y me arrojaste al pecado con el siguiente.
Juntos tuvimos que escondernos aquel día. Juntos cometimos pecados, rompimos reglas y pisoteamos todo lo que creíamos por unos ideales que duraron sólo un instante.
Y lo hiciste... aún sabiendo que no existía futuro.. tu palabra ya pertenecía a otro hombre, a él habías dedicado tu vida, pero aún así me entregaste tu corazón para que lo acunase entre mis manos... sabiendo que para nosotros nada nos podría dar el mañana, que no había esperanza y que el ahora era sólo nuestro.
Sólo tuvimos aquel momento y en él condensamos el amor de un centenar de vidas; efímeras y plenas. En aquellos besos sin carmín marcamos nuestras almas para no poder olvidarnos a pesar de los años y la distancia.
Y traté, sólo tu dios y mi psicoanalista lo saben; Traté de olvidarte, de borrar tu rostro, de borrar tus ojos, de borrarte para siempre de mí, de mi ser y de mi vida. Quedé vacío, quedé sin vida y por simple desidia puse mi aliento en una ruleta de la que volví muerto en vida.
Besé labios desconocidos que olvidaría al despertar, abracé cuerpos cuyo sudor me drogaba los sentidos, poseí y fui poseído hasta quedar extenuado, como una marioneta sin hilos. Martiricé mi alma entregándola a todos los excesos que encontré en esta sórdida ciudad. Traté de sepultar tu recuerdo con penas y glorias. Llegado el momento juré que te había olvidado, aunque este mismo juramento fuese en sí mismo una mentira.
Pero volviste, volviste con la fuerza de los pecados, a surgir entre mis recuerdos, a violar mi corazón. Y yo no había aprendido realmente nada en estos años, volvía a ser aquel niño ignorante entre tus brazos. El estúpido sin fuerza para negarte. Mi mente no cejaba, no paraba de gritar que aquello no duraría, que por mí no le abandonarías y que sólo era un divertimiento, un juguete en tus manos. Tras los juegos volverías a abandonarme, como un cascarón vacío ya inútil.
¿Cambiarlo?, si pudiese hacerlo.. si pudiese cambiar el pasado no lo haría, no podría.
Llámame cobarde, porque siempre fuiste sincera. He tenido que esperar a saber que moriré, he tenido que esperar a tener una excusa para luchar... porque ahora sé, ahora entiendo que la vida que me queda, la vida que se escurre entre mis dedos, esa vida sólo te pertenece a tí, a tí te la voy a entregar.
Iré a donde estés y por una vez seré quien dé el primer paso, quien te robe el beso. Y si es necesario lucharé con él, lucharé por tí.
Así que espérame en el primer escalón del altar... porque de allí nos iremos juntos...