Casi un año después...

Ya hace casi un año que salí por aquella puerta sin mirar atrás, como antes lo hacíamos ambos al despedirnos, buscando esa sonrisa de complicidad. Escuché tu voz, casi susurrándome: “cuídate mucho”, como las dos últimas palabras más sinceras y dolorosas, que jamás te escuché pronunciar en ocho años; quizá, sabíamos, que serían las últimas que diríamos en mucho tiempo y por eso contesté: “tú también”, haciéndome a la idea de que dijera lo que dijese, debía alejarme de allí sin saber muy bien cómo hacerlo, jamás imaginé que sería tanto y que pudiera llegar a ser, quizá, la única forma de avanzar, para encontrar “aquella felicidad” que de una forma u otra nos fuímos arrebatando el uno al otro sin darnos cuenta. Sin embargo, el vacío que quedó se hace difícil de sobrellevar y sólo los recuerdos, ayudan a soportar esta distancia. Por supuesto, “aquella felicidad”, nunca podrá compararse a todo lo que vivimos, reímos, lloramos y aprendimos juntos, pero sé que merecías algo mejor a lo que yo te ofrecía.
Ojalá pueda volver a abrazarte algún día sin sentir dolor, sin que la culpa me recuerde cada día que le hice sufrir a la persona que tanto me quería y a la que tanto querré siempre, que me enseñó como ninguna otra, a querer ser mejor, que me hizo ver en sus ojos, que "si yo fuera tu asesino, conmigo nunca tendría clemencia y me condenaría a muerte, que es condenarme a tu ausencia".
Gracias por haber conseguido, que aún en la distancia, te sienta cerca y recuerde con cariño cada uno de los momentos que nos ayudaron a crecer en aquella etapa de nuestras vidas…
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