Con gritos de "¡mátalo, mátalo!", varios niños apuntan sus fusiles de asalto virtuales hacia los últimos terroristas y los rocían de balas, haciendo que la sangre falsa salpique la pantalla y caigan "muertos". Así termina otro juego de Counter-Strike.
Los juegos más populares entre los niños muchas veces reflejan la vida fuera de ese cibercafé en San Agustín, uno de los numerosos barrios violentos de la capital venezolana, donde los residentes dicen que a temprana edad cambian los controles de juego por armas de verdad.
Con el objetivo de cambiar esa situación, en la Asamblea Nacional de Venezuela se está redactando un proyecto de ley para prohibir los videojuegos violentos y los juguetes bélicos. La iniciativa ya sorteó una primera votación en septiembre y se podría aprobar definitivamente en unas semanas más.
Muchos padres aplauden el proyecto, pero los críticos argumentan que es una maniobra más de relaciones públicas para camuflar la incapacidad del gobierno del presidente Hugo Chávez para controlar la delincuencia violenta, que es considerado el problema más grave del país según las encuestas principales.
Como administradora del cibercafé en San Agustín, Jenny Rangel lucha con un dilema moral mientras trabaja bajo un poster de la película "Cara Cortada" y observa la matanza virtual. Como muchos de sus vecinos, Rangel se apura para llegar a la casa antes de caer la noche, cuando los disparos resuenan en el barrio.
"El mensaje para ellos es que tienes que disparar y matar", dijo Rangel.
Al otro lado de la ciudad, salas de juegos en los grandes centros comerciales están llenas de niños y adolescentes -que pertenecen en su mayoría a familias de clase media y alta- que esperan en cola para jugar "Dark Silhouette", usando una réplica de un fusil de asalto para dispararle a sus enemigos.
"Los videojuegos no son el problema. Los 'malandros' (los delincuentes) son el problema", se queja Arny González, un estudiante de secundaria de 17 años.
El diputado José Albornoz reconoce que la lucha contra la delincuencia requiere un plan multifacético, pero está convencido de que las autoridades pueden reducir el índice delictivo rompiendo lo que el percibe como una conexión directa entre los videojuegos y el crimen. La mayoría de los estudios, sin embargo, no muestran evidencias de que tales juegos causen comportamientos violentos en los jóvenes.
Cuando la iniciativa de legislación se analizó por primera vez en el hemiciclo de la Asamblea Nacional, los diputados vieron imágenes del popular juego "Grand Theft Auto" que muestra a un hombre sacando conductores de sus vehículos y golpeándolos salvajemente antes de robarles sus automóviles.
"Esto es lo que nuestros niños están aprendiendo de estos juegos y no puede continuar", dijo Albornoz desde el podio mientras batía un arma de juego plástica para darle énfasis a su discurso.
En caso de aprobarlo, Venezuela sería el primer país en imponer una prohibición total de la "fabricación, importación, distribución, venta y uso", de videojuegos violentos y juguetes bélicos.
El proyecto de ley daría a la oficina encargada de la protección de los consumidores la discreción para definir qué productos deben ser vetados e imponer multas que llegarían hasta los 128.000 dólares.
Otros países como Brasil, China y Alemania han expresado preocupaciones similares sobre algunos videojuegos específicos, pero la mayoría de las naciones han optado por un sistema de clasificación para advertir a padres y usuarios sobre los contenidos violentos o sexuales.