Si muchas de las
leyes actuales en España cortan las libertades de aquello que hacemos en Internet, existen otros lugares donde están mucho peor. Uno de ellos es sin duda China. Tras el anuncio la semana pasada de
bloquear las VPN (la única posibilidad actual en el país de acceder a una “Internet normal” dentro del territorio), los reguladores del país obligarán al registro del
nombre real en prácticamente cualquier servicio web.
La medida ha sido adoptada como parte de las nuevas regulaciones propuestas por la Administración del Ciberespacio en China (el órgano regulador). Un enfoque por el que se obligará a los usuarios de medios de comunicación, sitios web, redes sociales y foros a registrarse bajo su nombre real, es decir, con la identificación oficial a partir del 1 de marzo.
No es la primera vez que ocurre algo parecido. En el año 2012
Weibo (servicio similar a Twitter) obligó a sus usuarios a poner el nombre real, en un intento por controlar la propagación de rumores “nocivos” contra el poder.
Ahora, nos encontramos con un escenario aún peor que afecta a gran parte de la red. El diario
Wall Street Journal dice que fuentes oficiales de la administración habrían dado luz verde a esta medida con motivo de la “contaminación que existe en la red y el daño a las masas y a los valores sociales fundamentales que han sido seriamente dañados”. La gravísima orden adoptada obligaría a que las propias compañías de Internet aplicaran las normas y el seguimiento de los usuarios.
Actualmente en China hay alrededor de 557 millones de usuarios conectados, una cifra que representa un 5% de aumento con respecto al año pasado, con una penetración de Internet en general en el país del 47,9%. Un crecimiento, en especial en los dispositivos móviles, que resulta problemático para el gobierno local y sus
numerosos esfuerzos por ejercer control sobre los medios y la información que se publica. Un escenario al que ahora habrá que sumar una nueva imposición que limita todavía más las libertades, pero en cualquier caso esperamos que no llegue a oídos de nuestros políticos.