Las ciudades se tragan
tu vida.
Te sacan el jugo,
se enjuagan la boca.
Te besan en los labios,
te muerden la lengua.
Recorrer sus arterias
y tomarles el pulso.
Yo me enamoré de una y
le regalé mis ojos;
ahora ella me ha robado
la razón.
¡Corre, vé, y dile!
¡convéncela
de que se saque las
últimas fotos
contigo!
Al mirarlas
sabrás que has formado
parte de su vida,
aunque ella te ha quitado la tuya.
Al final,
dulce el recuerdo.
Ella está siempre a tu lado,
tú volverás algún día
a susurrarle tesoros,
a sonreirle a su ombligo.