Como si las mil cumbres, foros públicos y privados y simples reuniones conocidas o discretas que se celebran continuamente por todo el mundo entre líderes de mayor y menor relevancia, del sector público y privado, no fueran exactamente lo mismo. No, los líderes globales están esperando ansiosamente todo el año en su despacho acariciando un gato y probando la palanca que abre la trampilla frente al escritorio para quedar con los coleguis del Bilderberg en un momento y lugar conocido públicamente y planearnos toda suerte de males. Fuera del Bilderberg queda terminentemente prohibida la celebración de conciliábulos para planificar pandemias falsas y manipular la economía global.