Tirar la toalla a mitad de camino es lo más normal del mundo. Poco o nada aconsejable, pero es lo normal.
Discrepo con la mentalidad de que lo más difícil es empezar, hay muchas actividades que comenzarlas cuesta horrores, pero la constancia es siempre lo más complicado, y ahí está la clave: ser constante. Si tienes tal meta, pues reservar un tiempo al día para cumplirla, y dedicarse a ello quieras o no. El cómo lo hagas es ya otro tema, pero dividir los problemas grandes en otros más pequeños es uno de los mecanismos básicos, y el recompensarse con cada pequeño avance. Por ejemplo: hace poco aprendí a hacer el cubo de rubik, al principio como no lo daba hecho me desánimaba "esto es muy difícil, es imposible, blabla", hasta que cambié el chip y a cada paso lo empecé a considerar un logro "Bien, ya sé hacer la cruz blanca, es el primer paso, ahora el siguiente. - Genial, ya tengo una cara completa, a intentar el siguiente punto ¿he fallado? Mierda...no pasa nada, así práctico los primeros pasos mientras llego al tercer paso que me está dando problemas". etc. El objetivo ya no era hacer el cubo, era hacer el paso que me tocaba aprender, el cubo saldría solo al final.