Algunos juegos los compro por hacer estantería y coleccionismo. Otros, generalmente de esta generación, los tiendo a jugar y si lo merecen (que normalmente sí) a acabar, incluso a sacar todos los logros, trofeos, extras, desbloqueables que pueda.
También hay juegos que querría acabar y no puedo porque ya ni recuerdo cómo continuar desde donde lo dejé (esto me pasa con Viewtiful Joe ahora mismo, que me encanta pero lo he tenido que volver a empezar de lo perdido que estaba)
Normalmente tengo un juego que es el principal, al que dedico más tiempo. Y luego dos que tengo ahí para descansar del principal o por si me atasco-canso en el principal. El juego principal es el que más me vicie en ese momento y luego uno de los secundarios pasa a ser principal y así voy tirando y acabándolos. Hace nada el principal era Fallout 3 y secundarios PGR4 y Resistance 2. Ahora me queda por acabar tan solo PGR4. A eso me refiero.
Si el juego me aburre o me parece una soberana mierda lo vendo o lo dejo morir en la estantería hasta que me de el venazo y me ponga de nuevo con él. A medias tengo varios, pero porque realmente no me divierto jugándolos y acabarlos es más cuestión de curiosidad por terminar una historia que me la sopla y orgullo personal porque a veces hasta he comprado el juego en cuestión (otras veces son regalos y no duele tanto aparcarlos). Así tengo el Eternal Sonata desde hace un huevo y el Assasin's creed (este regalado) que me aburre más que las piedras.
Mi problema es que me gustan muchos juegos y tengo muchas consolas y que me cuesta resistirme a las novedades que salen. Pero es un delicioso problema tener la opción de jugar a todos los grandes juegos. Ejemplo: este mes el nuevo House of the dead y Killzone 2 van a coincidir. Y me encanta
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