Prueba a airearlo, dejándolo "colgado" boca abajo en la terraza, sin que le dé el sol directo; o también puedes meterlo en una caja junto con un saquito lleno de arena para gatos.
Y en casos extremos, yo he dejado el libro metido en una bolsa junto con un ambientador que tenga un olor agradable.
Lo malo es que pueden ocurrir varias cosas:
1.- Que no logre quitar el tufo a tabaco.
2.- Que el olor del ambientador se mezcle con el olor a tabaco y sea peor el remedio que la enfermedad.
3.- Que el olor a tabaco desaparezca, pero el libro coja un embriagador olor a ambientador.