Kirus escribió:akualung escribió:Yo largándome de ese curro, refugiándome en casa y no volviendo a buscar curro en un año (no bromeo). Aunque en mi caso más que compañeros tóxicos, fueron directamente jefes tóxicos.
Anda, igual igual que yo xD
Pues yo me lo he planteado, pero creo que no es la solución.
MistGun escribió:Uno es el tóxic tryhard. Un tío que lo da todo y se caga en todo también si el resto no se lo toma igual de en serio que el. Es agresivo y te riñe si no eres excelso en tus tareas. No tiene pudor en hundirte la moral. No se da cuenta que lo que produce el, con su actitud lo "compensa" reduciendo la productividad ajena.
Por otro lado está el zerofuckgiver. Un tío generalmente que disfruta del favor del jefe. La vida le ha tratado bien y no es muy de esforzarse. Es colega y nunca se pone borde pero te jode la vida haciendo que tengas que currar más. Deja las task mal hechas. Los archivos donde no debe y es descuidado. Las metodologías de organización no van con el. El tampoco tiene nunca culpa de nada y en cualquier caso le suda.
Me he sentido un poco identificado con el "zerofuckgiver". No considero que disfrute del favor del jefe, pero es cierto que la vida siempre me ha tratado bien aunque sí soy de esforzarme. El problema es que no paro de meter la pata y a veces hago que mis compañeros trabajen más. Pienso que es una maldición, porque jamás lo hago a posta y me fustigo mentalmente durante horas al pensar en ello. Deben de estar todos hartos de mí. Por suerte para los demás, aunque de poco sirve puesto que me equivoco igual, jamás me la suda cualquier fallo que cometa, ya que he dicho que hasta me preocupo demasiado poniéndome en el lugar de los demás tras mis meteduras de pata (aunque a veces creo que exageran las situaciones, pero supongo que será después de tantos errores).
Por otro lado tengo a mi compañero, con el que desearía llevarme mucho mejor (en serio). Lo considero un "tryhard" a secas, dudo que sea tóxico y me gustaría pensar así siempre porque es un compañero y se merece mi respeto. Es un fenómeno del mundo laboral, o si esa es la imagen que pretende dar, al menos conmigo lo consigue aparentar con creces.
El problema aquí está claro que son nuestras personalidades chocantes; yo no hago más que esforzarme e incluso así meto la gamba. Ya he interferido alguna que otra vez en su trabajo y noto como se su paciencia disminuye cuando trata conmigo, es un tanto frustrante. Mientras, en la otra cara de la moneda, yo me agoto de sólo pensar que tengo que seguir su ritmo, que obviamente es el ejemplo a seguir en nuestro puesto, pero claro, no somos dos personas precisamente iguales.