"Con la mosca en la oreja", de Raúl Vacas

Si pudiera regresar del sol con una cesta de membrillos. Nombrarte una vez más entre mis cartas rotas, entregarme a tu piel como a una luz oscura. Si me hablaras de Freud y me besaras dulce en el talón de Aquiles. Si pudieras, tan sólo este domingo, vigilar mi caña junto al río y recoger los peces. Si al encender el móvil por las noches me contaran que existes más allá de mí.

Si pudiera envolverme en tus deseos como los pájaros pequeños en el barro. Si pudiera plantar un pensamiento alegre en el rosal del sexo y escarbar con la boca en la raíz de la palabra orgasmo. Si pudiera ser pasto y precio de tus lágrimas y llorarlas contigo sobre las adelfas. Si me olvidara un verso en el renglón del aire. Si pudiera bañarme en tu saliva después de cada enfado. Si tus palabras crudas no amargaran tanto. Si el corazón del buey que hizo los surcos en tu vientre no hubiera existido. Si la misión del hombre fuera emborracharse. Si la palabra mundo no significara tanto. Si pudiera salvarte con un muerdo. Renovar tu carné después del baño. Si tus ojos me hicieran una seña absurda para hablar contigo. Para hacerte cosquillas. Para amarte dos horas.

Si pudiera recordar tus pechos con sabor a verano y robarles bocados a escondidas a la hora del miedo. Si pudiera deshojar tus dudas y tus ojos. Si cuando acabe el mundo y juzguen nuestras vidas y nos condenen uno a uno a escribir los fallos en la piel del otro pudiera regalarte una oración prohibida. Si pudiera quemarme entre tus labios húmedos y rojos. Si al abrir el poema como un higo maduro me encontrara a la muerte por sorpresa y tuviera tus ojos.

Si vivir solo fuera una escusa cualquiera para no conocerte. Si al jugar con tu risa, como juegan las viejos, se me olvidan los nombres de las cosas más tontas y pudiera nombrarlas nuevamente, a mi modo. Si defender al hombre de los hombres fuera el principal de los oficios y me sobraran fuerzas para hacerlo. Si una noche cualquiera, a bocajarro, me tirara a tus muslos como un tigre que se lame las patas. si pudiera tenerte y no tenerte, fluctuar en tus sueños, desovar en tu boca, encender tu recuerdo en lo más alto. Si pudiera soñarte y anunciarlo en la prensa y orear tu pasado a la sombra del tiempo. Si al volver de la compra me cogieras la mano y acertaras la letra que se esconde en mi puño. Si al tapar las goteras de las nubes más viejas me encontrara algún sueño con olor a pregunta. Si encontrara la aguja que perdiste en tus ojos y lloviera una noche sin temor a mojarnos. Si pudiera ser fruto que se niega a ser visto y llenara tu boca de sabores extraños. Si pudiera este lunes. Si pudiera.


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Lo leí hace tiempo por ahí, y recuerdo que me pareció bonito. Hoy me he topado de nuevo con este texto de Raúl Vacas, y creo que es buena idea dejarlo por aquí para que lo leáis. Un saludo.
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