Lee Jae-yong, heredero y máximo responsable del imperio Samsung, ha sido condenado por un tribunal de Seúl a cinco años de cárcel por su implicación en el
pago de sobornos destinados a "engrasar" una polémica fusión entre dos filiales. Este caso está íntimamente relacionado con el
escándalo que terminó con la destitución de la ya expresidenta de Corea del Sur Park Geun-hye.
De acuerdo con los cargos presentados por la fiscalía, Lee Jae-yong utilizó sobornos para facilitar la unión de las filiales Cheil Industries y Samsung C&T, un proceso que terminó por afianzar su dominio sobre el grupo en desmedro de los accionistas. Inicialmente las autoridades se opusieron, pero finalmente dieron luz verde debido a las presiones ejercidas por la presidenta Park Geun-hye sobre los reguladores.
Detrás de las maniobras de Park para facilitar el proceso se encontraba la donación de 43.300 millones de wones (35 millones de euros) a una fundación controlada por su amiga Choi Soon-sil, cuya íntima y casi religiosa relación con la presidenta dio pie a un inmenso escándalo. Aparentemente Choi Soon-sil no solo habría influido en las decisiones tomadas por Park, sino que supuestamente tuvo acceso a información confidencial y llegó a pedir "donativos" similares a otras empresas a cambio de interceder por ellas.
Con Lee Jae-yong condenado, Samsung deberá buscar otro ejecutivo que tome las riendas de la compañía. No lo tendrá fácil, máxime cuando existe el consenso de que las políticas emprendidas por Jae-yong han llevado a la compañía a su actual posición de
liderazgo.
Una situación que tiene poco de nuevaAunque Lee Jae-yong ostenta el cargo de vicepresidente, su influencia en todos los aspectos vitales de Samsung era indiscutible y se convirtió en su líder de facto tras el ataque al corazón sufrido por su padre Lee Kun-hee, a su vez hijo del fundador de Samsung. Actualmente Lee Kun-hee mantiene una presidencia básicamente honorífica y se esperaba que tomara su relevo oficialmente cuando se retirara.
Esta no es una situación radicalmente novedosa para Samsung, puesto que el patriarca Lee Kun-hee también fue condenado por sobornar a fiscales, jueces y políticos surcoreanos. Fue bastante más afortunado. El caso llegó a juicio en 2008, cuando los líderes de los
chaebol (enormes conglomerados industriales comparables a los
keiretsu japoneses) gozaban de
casi total impunidad. De hecho, Kun-hee terminó recibiendo un indulto presidencial para que pudiera seguir formando parte del Comité Olímpico Internacional.
Tras los últimos escándalos vividos en el país, su hijo no lo tendrá tan fácil. Con todo, puede considerarse afortunado, puesto que la fiscalía solicitaba un castigo de 12 años. Se espera que Lee Jae-yong apele la sentencia.
Fuente: The Korea Herald