Contadme qué os prece, por favor

Hola! Os dejo este "pequeño" fragmento de mi segundo proyecto de libro a ver qué os parece.

Esperaré ansiosa vuestras críticas. Gracias.



...Todavía lloviznaba cuando empezaron a distanciarse del castillo aunque a lo lejos las nubes grises comenzaban a disiparse. Pasaron la mayor parte del día atravesando la extensa pradera y el cielo los acompañó despejado, pero el frío cada vez era más intenso, sin embargo gracias a Pablo sólo lo notaba en la cara. Al caer la tarde llegaron a la ribera de un río de aguas profundas y agitadas y siguieron su curso hasta llegar a una pequeña ciudad. Antes de entrar en ella Pablo desmontó.

-Baja tú también – dijo – estos dos acaban aquí su viaje.

María bajó y acarició al animal - ¿qué les pasará ahora? – le preguntó.

-No es algo que me importe – contestó él, dándole la espalda, caminando hacia las primeras edificaciones. María los miró con pena.

-¡Vamos! – vociferó Pablo al verla paralizada – Tan sólo son animales. No deberías compadecerte de ellos más que de ti misma, no creas que tú vales mucho más que una sola de esas bestias.

La mayoría de las casas no eran demasiado grandes, casi todas estaban hechas de piedra aunque había algunas construidas en madera, rodeadas por callejuelas empedradas alumbradas por farolillos que colgaban de las fachadas. No se cruzaron con nadie hasta llegar a una plazuela de suelo polvoriento donde jugaba un grupo de niños que nada más verlos corrió hacia ellos y rodeó a María gritando cosas que no entendía. Saltaban a su alrededor, riendo escandalosamente, dejándole el espacio justo para avanzar el siguiente paso mientras ella les dedicaba gestos amables. Pablo le dirigió una mirada de reproche.

-¿Qué están diciendo? – le preguntó entonces.

-“Si no fueras con él te arrancaríamos la piel a tiras y nos comeríamos tus entrañas” entre otras cosas – le contestó, satisfecho por el cambio que las palabras obraron de inmediato en su cara.

-No te creo – logró al fin decir María sin perder de vista a aquellos niños de caritas angelicales.

-¿Quieres comprobarlo?- la retó Pablo.

-¡No! – se apresuró a decir acercándose un poco más a él para seguirle a través de un callejón tan estrecho que no habrían podido pasar uno al lado del otro y al final del cual terminaron frente a una enorme casa de madera elevada sobre el suelo por unos pilares de piedra, con dos plantas y cuatro grandes ventanales en la fachada, medio ocultos tras matas trepadoras de hojas rojizas, dos a cada lado de la puerta. Los niños ya no les seguían y Pablo entró sin esperarla. María subió los cinco escalones que la separaban de la entrada por la que el chico había desaparecido y cuando fue a traspasarla una voz la hizo detener.

-Será mejor que le esperes aquí – Miró entonces hacia la dirección de la que provenían las palabras. A unos metros de ella, en un banco de piedra bajo uno de los ventanales se hallaba sentada una mujer. – Ven, siéntate a mi lado – María la miró recelosa. Después de saber qué pretendían los niños no estaba dispuesta a fiarse de nadie en aquel lugar -No tengas miedo – la animó la mujer –mientras él permanezca cerca de ti no correrás peligro alguno – ven – volvió a invitarla. María se acercó despacio sentándose en un extremo del banco, lo más separada que pudo de ella. La mujer le sonrió; tenía el rostro surcado de arrugas acrecentadas ahora por la mueca de su boca, el pelo gris, recogido sobre la nuca y los ojos tristes, cansados por el paso del tiempo, de un color violeta parecido al del cielo. No dejaba de mirarla sin borrar aquella sonrisa extravagante de su boca y María empezó a sentirse demasiado incómoda, había decidido levantarse cuando la mujer le habló de nuevo.

-Yo sé quién eres, sé lo que buscas, pero estás equivocada, ese no es tu destino – dijo sin dejar de sonreír - Sigue tu instinto, hazle caso a tu corazón y descubre la verdad. Sólo entonces alcanzarás a discernir lo excepcional que eres.

María la miró muy confusa – No la entiendo– le dijo - ¿de qué me está hablando?

-No puedo contarte nada más, debes sentirlo dentro de ti. Cuando lo hagas sabrás de qué te hablo.

En ese momento salió Pablo, María se levantó y la mujer en un rápido movimiento le agarró la mano herida, ella tiró pero no pudo soltarse, apretaba tan fuerte que empezaba a hacerle daño. Él le lanzó una mirada severa a la vieja y esta aflojó sus dedos.

-Eres demasiado tentadora en este mundo – le dijo en voz baja – procura permanecer siempre cerca de ese chico o lo pasarás muy mal.

Asustada se acercó deprisa a Pablo que la esperaba al pie de las escaleras. Empezaba a oscurecer.

-¿A dónde vamos? – le preguntó sujetándose la mano lacerada contra el pecho. El corte había vuelto a abrirse y el vendaje empezaba a empaparse de sangre.

-Al mar - le contestó él...
Me ha gustado bastante y te deja con las ganas de seguir leyendo. Mucho ánimo y mucha suerte para el libro. :)
PiratePila está baneado por "crearse clones para trollear"
Tiene buena pinta, suerte con el libro. Si llega a publicarse en algun sitio (ya sea fisicamente o digitalmente) ya nos darás un toque.
2 respuestas