-Perdone, ¿sabe jugar a las canicas?
-Me defendía cuando era un crío. Seguramente ahora mismo no distinguiría entre un ojo de gato y una luna.
-Yo sí. El brillo de los ojos de un gato no se puede comparar a esa pérfida mirada de la luna cuando está en cuarto creciente.
-No sé si estará en su cuarto ni si crece, pero algunas veces es tan redonda como el círculo de un compás.
-Sí. Sería una gozada poder jugar con la luna a las canicas.
-No creo que pierda su tiempo en esas tonterías. Mas bien se pasa toda la noche discutiendo con el sol.
-Me ha entendido mal. Me refería a que sería una gozada poder tener una canica del tamaño de la luna.
-Pero en este caso, nadie querría jugar con usted. Siempre ganaría, pues dificilmente sería incapaz de no darle a la bola de su adversario.
-Tiene Usted razón. Pensándolo bien, prefiero los ojos de gato. Se adaptan más al tamaño standard de una canica.
-Eso sería hacer trampas. Dicen que los gatos tienen muy buena vista, y quizás relacionasen su puntería con la magia negra.
-En cualquier caso, le reto a una partida, ¿le hace?
-Es que si me ve mi mujer jugando a canicas con un desconocido, podriamos tener la del pulpo.
-¿La del pulpo? Eso que es,¿una nueva canica?. Es que estoy desconectado de este juego hace muchos años y quizás me he perdido algo.
-El que se ha perdido soy yo. Venga camina que camina he llegado hasta este barrio y no tengo ni idea de donde estoy. Se lo iba a preguntar, pero usted ha disparado primero.
-No tengo permiso de armas, ni tampoco pistola. De todos modos, puede aprovechar esta situación y hacer la partida, ya que su mujer no sabe donde se encuentra.
-Lo siento, prefiero buscar el camino de vuelta a casa. Ya es tarde y además, no tengo dinero encima para comprar las dichosas canicas.
-Por eso no se preocupe. Yo soy director de banco y le puedo hacer un préstamo con un nivel bajísimo de interés.
-Verá, tengo ya 2 préstamos hechos y no quisiera ahogarme con tantas deudas. Mejor dejarlo para otro día.
-En fín, como usted quiera. La verdad es que mañana tengo mucho trabajo y convendría que también vaya a mi casa. Debo preparar los trámites para un desahucio.
-Vaya. Justamente estoy en esa situación. Llevo 4 meses sin poder pagar la hipoteca y me quieren echar de casa...Snif...
-No será Usted Fulanito De Tal, verdad?
-Ha dado en el clavo!!. Por favor, le imploro que haga todo lo posible para que no nos echen de casa. Mueva todos los papeles que haga falta, se lo suplico!
-Bueno, normalemente utilizo un martillo para dar en el clavo, pero esta vez haré una excepción con Usted y aplastaré el clavo con mi cabeza si hace falta, y los papeles los moveré con el martillo. Pero prometamé que un día regresará para finalizar lo que tenemos entre manos.
-Entre las manos suele haber roña, pero le prometo que vendré bien duchado y aseado. Muchas gracias.
-A usted. Ha sido una charla muy interesante.
-Lo mismo digo.